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Capacitación para el ministerio con niños

Matemática

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Principios bíblicos acerca de la matemática
Primeros pasos hacia el pensamiento matemático
Aprender con operaciones concretas
Investigaciones matemáticas
Aprender por medio de la historia de la matemática

Principios bíblicos acerca de la matemática

La matemática es la expresión más clara de que Dios es un Dios del orden. Varios pasajes bíblicos se refieren al orden que Dios impuso al universo:

"Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría."
(Salmo 19:1-2)

"Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven."
(Salmo 119:91)

También dice que Dios hizo todas las cosas según medidas:

"¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia.
¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel?"
(Job 38:4-5)

"¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza, y con pesas los collados? ..."
(Isaías 40:12)

Aun más explícitamente lo dice el apócrifo libro de "Sabiduría de Salomón": "... pero tú ordenaste todo con número, peso y medida." (11:20). Este pasaje fue citado a menudo por los escolásticos de la Edad Media, cuando hicieron los primeros intentos de describir fenómenos del mundo físico con relaciones matemáticas. Así creció poco a poco en aquellos precursores de la ciencia moderna la convicción de que el orden divino del universo se podía describir por medio de la matemática. Esta convicción fue expresada más claramente por Isaac Newton y Juan Kepler. Ellos confiaban en que era posible describir los movimientos de los planetas, y en general las leyes físicas del universo, mediante fórmulas matemáticas. Ellos confiaban en que esto era posible, precisamente, porque Dios había creado un mundo ordenado; y porque el hombre, creado en la imagen de Dios, debe ser capaz de descubrir y entender este orden de Dios. Así, la cosmovisión cristiana acerca de la matemática dio origen a los fundamentos de la ciencia moderna.

Obviamente, el origen de la matemática está en Dios mismo. En la Biblia aparecen los primeros números en relación con la Creación, cuando Dios enumeró los días (primer día, segundo día, ...). Con la creación del sol, de la luna y de las estrellas fue a la vez creada la medición del tiempo (Génesis 1:14). Y junto con la creación de los animales, Dios determinó que su procreación iba a seguir la operación matemática de la multiplicación (Génesis 1:22). Así que la matemática existió antes que el hombre.

Aun matemáticos no cristianos han admitido que la matemática es algo transcendental; algo mucho más grande que el invento de nuestra propia mente. Así dijo por ejemplo G.H.Hardy: "Yo creo que la realidad matemática se encuentra afuera de nosotros mismos. Nuestra función es descubrir u observarla; y los teoremas que describimos de manera grandilocuente como 'nuestras creaciones', son simplemente anotaciones acerca de nuestras observaciones."

Solamente así se puede explicar que los matemáticos del mundo entero, al investigar algún problema matemático, llegarán unánimemente a la misma conclusión. Aunque usen distintas construcciones mentales para llegar a sus resultados, al fin encontrarán que las leyes matemáticas que descubren, coinciden.
Las leyes de la matemática son fundamentalmente distintas de las reglas de la ortografía, o de la urbanidad, o de la clasificación de los animales y plantas: Estas últimas son "convenciones", o sea, se basan en acuerdos arbitrarios entre los lingüístas, los científicos, o la sociedad en general. Si un número suficientemente grande de personas se ponen de acuerdo, se pueden cambiar por ejemplo las reglas de la ortografía, y esto no haría ningún daño al lenguaje. - En cambio, aun todos los matemáticos del mundo no podrían alterar las leyes de la matemática, porque entonces la matemática dejaría de funcionar, y todos sabrían que esta matemática alterada sería equivocada.
O sea, en la matemática existen normas absolutas y universales de lo que es "correcto" y "equivocado". Tienen validez para todas las personas, en todas las culturas, y por todos los tiempos. (Así tienen que ver también con la eternidad de Dios.) De esta manera, la matemática es un fuerte testimonio en contra del relativismo (la filosofía que dice que no existe la verdad absoluta).

Ahora, esto no debe confundirse con las notaciones o símbolos matemáticos. Estos, por supuesto son arbitrarios: en vez de usar el símbolo √ para la raíz cuadrada, podríamos usar el símbolo ¶ o cualquier otro. Estos símbolos y notaciones son como la "ortografía" de la matemática, la cual podemos cambiar si queremos. Pero no podemos cambiar las verdades fundamentales que expresamos con estos símbolos.

Por eso es importante en la práctica de la matemática, poner mucho más énfasis en estas verdades fundamentales que en las notaciones y símbolos. Por ejemplo, es mucho más importante que los niños comprendan la esencia de la ley conmutativa (dos términos se pueden intercambiar y el resultado sigue igual), a que aprendan a anotarla con exactamente los mismos símbolos como los que usa el libro escolar. La ley conmutativa se puede expresar de distintas maneras - p.ej. con una serie de flechas dibujadas en el papel, o con bloques de madera que se intercambian. Los símbolos son una ayuda para comunicar verdades matemáticas a otras personas (si es que estas otras personas usan los mismos símbolos), pero no son "verdades" en sí mismos.
Desafortunadamente, la enseñanza escolar actual pone un énfasis exagerado en detalles de la notación que no tienen ningún significado matemático: en qué cuadrícula escribir el resultado, cómo subrayarlo, con qué color escribir los signos, etc. Esto da a los alumnos la impresión equivocada de que los detalles de la notación "son" la matemática, y les impide entender lo que la matemática realmente es. (Vea "Aprender matemática: ¿Questión de burocracia o de principios?") Esto es como si la enseñanza de un idioma consistiría únicamente en ortografía, y nunca se aprendería el significado de las palabras.

Una enseñanza de la matemática basada en principios, puede ayudar a los niños a apreciar la verdad absoluta de Dios. Les puede ayudar a ser personas ordenadas, a respetar las leyes de Dios, y a ser fieles y constantes en cuanto a los principios de Dios.

La matemática refleja, además, la grandeza infinita de Dios:

"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."
(Isaías 55:8-9)

Así existe también en la matemática siempre algo "más grande", algo "más allá" de lo que sabemos. Tan solamente en la secuencia de los números naturales, podemos pensar en un número tan grande como queremos, siempre se encontrará un número todavía más grande. Pero no suficiente con esto, existen números de una "cualidad distinta", los números racionales (fracciones), de manera que entre dos números naturales sucesivos cualesquieras existe una cantidad infinita de números racionales. Pero aun a esta "infinidad de infinidades" le podemos añadir los números irracionales (los que no se pueden representar en forma de una fracción, como p.ej. las raíces cuadradas), y entonces tenemos una nueva "cualidad" de números, que son "infinitamente más" que los números racionales; o sea, tienen una "cualidad de infinidad" superior a la infinidad de los números racionales. (Georg Cantor demostró en el siglo XIX que los números racionales, aunque infinitos, son "contables"; mientras los números irracionales son "incontables" aun si dispusiéramos de una cantidad infinita de tiempo; por tanto su infinidad es "mayor" que la infinidad de los números racionales.)
Los antiguos griegos no podían captar estos conceptos. Aunque estaban muy avanzados en la matemática, para ellos, la idea de una secuencia infinita era una paradoja irresoluble. Esto tiene que ver con su religión: Los dioses de la mitología griega eran limitados y finitos. La "matemática de lo infinito" pudo surgir solamente en una cultura fuertemente influenciada por las enseñanzas bíblicas acerca del Dios infinito. Y así, la matemática es la ciencia más indicada para darnos una idea de la infinidad de Dios.

Esto implica también que en la matemática habrá siempre lugar para descubrimientos nuevos. Siempre existirá un "más allá" de la matemática ya conocida. Por ejemplo, durante miles de años se practicaba la geometría según los principios establecidos por Euclides; pero en el siglo XIX se descubrio que la geometría euclídea es solamente un "caso especial" entre muchas geometrías posibles. (De hecho, en el siglo XX Kurt Gödel demostró que no puede existir ningún sistema matemático "cerrado". O sea, no puede existir una matemática que sea lógicamente coherente y a la vez completa.)
Por tanto, la matemática tiene también que ver con creatividad. Aunque sus principios son inalterables, pero no son limitados. Siempre es posible descubrir principios superiores que abarcan los principios ya conocidos, pero van más allá de ellos. Todos los grandes descubrimientos de la matemática se basaron en ideas creativas que traspasaron los límites que los matemáticos anteriores habían impuesto.

En consecuencia, una buena enseñanza de matemática no debe limitar a los alumnos a aplicar hechos y métodos aprendidos de un profesor. Al contrario, debe animarlos a descubrir nuevos principios y desarrollar nuevos métodos. Puesto que la matemática es universal, es accesible a todos. Entonces, cada alumno puede descubrir principios matemáticos, y puede desarrollar sus propios métodos basados en estos principios, usando el pensamiento lógico y la inspiración creativa.

La matemática refleja también la justicia de Dios. La Palabra de Dios enfatiza que nuestros pesos y medidas deben ser correctos y justos:

"No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que el Señor tu Dios te da. Porque abominación es al Señor tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia."
(Deuteronomio 25:13-16)

La matemática refleja también la omnisciencia de Dios. Ya hemos citado unos versos bíblicos que indican que Dios conoce los pesos y medidas del universo entero. Consideremos además este pasaje:

"¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No teman, pues; más valen ustedes que muchos pajarillos." (Lucas 12:6-7)

Estos aspectos deberán tomarse en cuenta en las siguientes sugerencias de como compartir la matemática con los niños.

Primeros pasos hacia el pensamiento matemático

Ya hemos visto que la matemática tiene mucho que ver con el orden. Normalmente, los niños pequeños hacen sus primeros pasos hacia un pensamiento matemático en relación con el orden en la casa. (No debemos pensar que solamente "números" son matemática. Hay ramas enteras de la matemática, como por ejemplo la topología o la lógica proposicional, que no tienen casi ninguna relación con números.) El niño empieza a desarrollar el pensamiento matemático cuando ayuda a guardar los cubiertos (las cucharas en su lugar, los tenedores en su lugar, los cuchillos en su lugar ...); o cuando aprende como se dobla la ropa y donde se guardan los pantalones, donde las medias, etc; o cuando aprende a tener orden en sus juguetes. - Más tarde aprenderá a ordenar objetos según diferentes criterios: según su color, según su tamaño, según su uso, según el material del cual están hechos, etc.

Otro paso básico de la matemática es aprender a contar. Si el niño crece en un ambiente favorable a su curiosidad natural, pronto empezará a preguntar acerca de cualquier serie de objetos: "¿Cuántos son?" - Una vez que sabe contar bien, hay que animarlo a que aprenda también a contar "hacia atrás" (10, 9, 8, 7, ...). De este contar "hacia adelante" y "hacia atrás" surgirán más adelante de manera natural las operaciones de suma y resta (pero en niños promedios no antes de los siete años de edad, según las investigaciones de Piaget.)

Un poco más avanzado es el concepto de medir. Casi todos los trabajos manuales, si deben ser bien hechos, requieren alguna forma de medición; sea en carpintería, construcción metálica, costura, cocina, o simplemente origami, o cortar tarjetas de cartulina a medida. Si es costumbre en la familia hacer de vez en cuando algún trabajo manual juntos, los niños pronto aprenderán a medir.
Es probable que el niño se interese también en su propio crecimiento y quiera saber cuánto mide y cuánto pesa. Así es bueno tener una balanza en casa, y en algún lugar pegar una cinta métrica en la pared para que los niños puedan medirse unos a otros.
Al medir, para algunos niños es una dificultad entender que la medición empieza con "cero", porque al contar están acostumbrados a comenzar con "uno". Entonces colocan la regla o cinta métrica con el número 1 al inicio del objeto a medir. Tenemos que explicarles que al inicio todavía no hay "nada", o sea cero; y recién cuando hemos avanzado un centímetro (por ejemplo), tenemos "uno". Este concepto del "cero" no es tan trivial como parece; por ejemplo los antiguos griegos y romanos todavía no conocían el cero como número. Por eso, el medir requiere un desarrollo mental más avanzado que el contar.

Aprender con operaciones concretas

Puesto que la edad de primaria coincide en gran parte con la etapa de las operaciones concretas, la matemática de los niños durante esta etapa debe consistir mayormente en la manipulación de objetos concretos. A los símbolos abstractos y las notaciones todavía no se le debe dar demasiada importancia durante esta etapa. Mucho más importante es el descubrimiento de leyes matemáticas por medio de la experiencia propia. Actividades como las siguientes pueden proporcionar tales experiencias:

- Ir de compras o ir a vender algo, pagar resp. cobrar correctamente, calcular los precios y el vuelto.
- Cocinar según recetas, medir y pesar los ingredientes, adaptar la receta proporcionalmente (por ejemplo la receta es para 4 personas, pero cocinamos para 6 personas).
- Hacer trabajos manuales que requieren conceptos geométricos (origami, carpintería, modelos recortables de papel, etc.)
- Construir edificios y máquinas con juegos de construcción como Lego, Mécano, etc.
- Armar rompecabezas (primero figurativos; más adelante también geométricos como p.ej. el Tangram).
- Jugar juegos de mesa como Damas, Ludo, Damas chinas, Dominó, Memoria, Ajedrez, etc.
- Formar figuras de piedritas, semillas, cubitos de madera, etc, y contar sus miembros. (Cadenas que se suman o restan, rectángulos y cuadrados, triángulos, etc.)
- Según Howard Gardner, el tejer también está relacionado con la inteligencia matemática (particularmente el diseñar y aplicar distintos patrones de puntos).

(En los juegos como Ludo que requieren avanzar un número determinado de pasos, a veces los niños tienen el mismo problema como con las mediciones: cuentan el cuadro donde se encuentran como "uno" y el primer paso como "dos".)

Además es bueno tener unos materiales didácticos creados más específicamente para el aprendizaje de la matemática. Muchos de estos materiales uno puede fabricar de manera casera; por ejemplo:

- Cadenas de cuentas de madera o plástico, de longitudes 1 a 10, para practicar contar, sumar y restar. Para practicar las tablas de multiplicación, se necesitan diez cadenas de cada longitud.
- Regletas Cuisenaire (unas regletas de madera hechas a medida, de 1x1 cm de grosor y longitudes de 1 a 10 cm).
- Un ábaco.
- Rompecabezas figurativos y geométricos. (Rompecabezas geométricos famosos son el Tangram, los Pentóminos, y otros. Aun más desafiantes son los rompecabezas tridimensionales que exigen armar p.ej. un cubo de distintas piezas.)
- Una balanza con pesas.
- Una tienda para jugar se puede hacer con cajitas o latas vacías de alimentos, jaboncillos, crema dental, etc, poniéndoles sus precios, y fabricando monedas y billetes de juguete.
- Bloques lógicos. (Un juego de bloques de madera que consisten en todas las 48 combinaciones posibles de las siguientes propiedades: grande o pequeño; delgado o grueso; rojo, azul o amarillo; triángulo, rectángulo, cuadrado o círculo. Pueden servir para clasificarlos por sus propiedades, para el reconocimiento elemental de figuras geométricas, y para descubrir operaciones de conjuntos y de la lógica proposicional.)
- Fracciones de círculos cortados de cartón o de madera.

Quizás no es posible para cada familia adquirir o fabricar tales materiales; pero se puede juntar una comunidad de familias educadoras, o de familias fundadoras de una escuela cristiana, y conseguir los materiales juntos. Así los mismos materiales beneficiarán un número más grande de niños.

Nota: La pedagogía Montessori hace mucho uso de materiales concretos; se pueden encontrar más ideas en sitios web acerca del método Montessori. Comprar los materiales de empresas especializadas en materiales Montessori resultará caro, porque este método insiste en que los materiales sean de la máxima calidad; pero muchos de estos materiales se pueden también fabricar de manera casera.

Investigaciones matemáticas

En vez de dar a los niños conceptos matemáticos ya "hechos" y exigir que los memoricen, es mucho mejor incentivarlos a que ellos mismos hagan descubrimientos matemáticos. "Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo." (Prov.25:2). Si queremos que nuestros hijos sean educados como "hijos del rey", entonces tenemos que mostrarles que ellos mismos son capaces de "escudriñar" un asunto. La matemática se presta para esto de manera especial, porque es universal. O sea, cada uno puede "escudriñarla" sin la necesidad de un profesor o de libros o conocimientos especializados. Es una experiencia educativa muy importante para el niño cuando experimenta que él mismo puede descubrir leyes matemáticas, simplemente "jugando" con números o con figuras geométricas.

Esto puede empezar a un nivel muy elemental. Por ejemplo, un niño está descubriendo la suma y la resta, usando un ábaco o contando piedritas o simplemente con sus dedos. Entonces podemos presentarlo con el siguiente desafío: "Empieza con tres y suma cinco. ¿A cuánto llegas?" - "Ocho." (Probablemente el niño tuvo que contar de uno en uno para llegar a esta respuesta.) "Ahora que tienes ocho, réstale cinco. ¿A qué número llegas? ¿Puedes descubrirlo sin contar?" - Esta última pregunta desafía al niño a descubrir una ley matemática: que la resta es lo inverso de la suma. (Quizás tendrá que hacer muchos ejemplos hasta que lo descubra. Pero no hay que adelantarse a este descubrimiento, diciéndole la respuesta. La experiencia educativa sucede solamente si el niño lo descubre por sí mismo.)
- A la vez el niño experimentará que la aplicación de leyes matemáticas facilita el cálculo: Sabiendo que 3 + 5 = 8, y sabiendo que la resta es "suma al revés", el niño puede saber inmediatamente (o sea, sin contarlo) que 8 - 5 = 3. Este es un paso muy importante en el pensamiento matemático. Si el niño recibe solamente reglas para memorizar, no dará este paso, y por tanto no entenderá lo que es la esencia del pensamiento matemático.

Situaciones de la vida diaria pueden también dar lugar a investigaciones y descubrimientos matemáticos. Por ejemplo: "¿Qué altura tendrá esta casa? ¿Cómo podríamos medirlo sin tener que subir arriba?" - "¿De cuántas maneras distintas se puede sencillar este billete de diez?" - "¿Qué cantidad de agua cabe en esta olla? ¿Cómo podemos medirlo sin litrera?" - etc.

Aprender por medio de la historia de la matemática

Uno puede llegar a apreciar más un problema matemático específico, si uno estudia como este problema fue tratado por diversos matemáticos a lo largo de la historia.
Por ejemplo, nuestro sistema de numeración decimal no existía siempre. ¡Intente resolver una multiplicación o división con varias cifras en números romanos! Después estará más agradecido por el invento revolucionario del valor posicional y de la cifra cero. La combinación de estas dos ideas resultó en el desarrollo de nuestro sistema decimal, en la India de la Edad Media. Al estudiar la historia de sistemas de numeración antiguos, y de nuestro sistema decimal actual, uno llega a entender mejor los principios detrás de este sistema. Se llegará a entender también por qué ciertas medidas que usamos, no obedecen a un sistema decimal (por ejemplo los segundos, minutos y horas, o los 360 grados del círculo).
Otra historia fascinante (aunque para alumnos un poco más avanzados) es la historia de la "cuadratura del círculo". Este problema ocupaba a los antiguos griegos durante siglos: ¿Cómo se puede construir un cuadrado cuya área es igual al área de un círculo dado? (En otras palabras, ¿cómo se puede construir el valor del número &pi ?) Ellos encontraron algunos métodos como aproximar el valor correcto hasta la precisión deseada, pero ninguna manera de construirlo de manera exacta. Así que el problema siguió vigente durante muchos siglos más, hasta que en un tiempo bastante reciente se comprobó que una tal construcción es imposible.

La investigación de la historia de la matemática puede proveer unos proyectos interesantes para familias educadoras, o para escuelas alternativas que no imponen un currículo rígido. Se puede investigar la historia de descubrimientos matemáticos importantes (p.ej. la extracción de raíces cuadradas; los números primos; la trigonometría comenzando con el teorema de Pitágoras; el álgebra; los logaritmos; el cálculo infinitesimal; la teoría de conjuntos; etc.), o también la historia de inventos importantes relacionados con la matemática (el reloj; el sextante; el espejo parabólico; el ábaco; la calculadora; la computadora; etc.). Todas estas investigaciones resultarán en una mejor comprensión de la matemática misma. Con la cantidad de información disponible en internet hoy en día, no debe ser difícil encontrar informaciones al respecto.

Al mismo tiempo, uno encontrará que un buen número de matemáticos y físicos del pasado (por lo menos hasta el siglo XIX) tenían convicciones cristianas. Aunque quizás no todos habían nacido de nuevo personalmente, la mayoría de ellos seguían principios bíblicos en sus descubrimientos y se declararon cristianos: Pascal, Newton, Leibniz, Kepler, Euler, Maxwell, Riemann, Cantor, y muchos otros.

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