Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -

Capacitación para el ministerio con niños

Nuestra motivación para servir a Dios

Capítulo anterior Indice Capítulo siguiente

Para reflexionar: Antes de estudiar este capítulo, responda a la pregunta:
¿Por qué quiere usted trabajar en el ministerio con niños?




Al examinarnos a nosotros mismos, podemos encontrar tres clases de motivos por qué queremos involucrarnos en la obra con niños:

Motivos humanos o emocionales:
Esta clase de motivos tiene que ver con lo que usted siente, humanamente.

Es bueno tener esta motivación. Normalmente, Dios nos da tareas que en el fondo nos gustan, y que vemos que son necesarias, y que El nos ha dado la habilidad para realizarlas. ¡Esto no significa que siempre será fácil! Pero si no le gustan los niños, si usted no logra tener un buen contacto con ellos, y si lo hace solo por obligación, entonces debe buscar otra tarea donde usted se siente mejor.
Estos motivos humanos o emocionales son importantes como confirmación de que estamos en el lugar apropiado. Pero no deben ser los únicos motivos ...

Motivos egoístas:
Estos son los motivos que nadie dice a voz alta. Pero cuando examinamos nuestro corazón con sinceridad, podemos encontrar también algunos motivos egoístas para estar en este ministerio. Por ejemplo, uno puede pensar: "A mí no me dan importancia en la iglesia. Pero los niños sí me van a admirar, porque soy más fuerte que ellos, yo sé más que ellos, etc." - O también: "Nadie me ama, nadie me da cariño, pero los niños sí me van a dar cariño."

Especialmente en las iglesias organizadas según el sistema "escolar" o "pastoral" (vea "Estructuras contemporáneas de iglesia"), puede también surgir el pensamiento: "Este trabajo con los niños es una entrada fácil para llegar al liderazgo. Podré avanzar a ser líder de adolescentes y de jóvenes, y hasta ser líder de la iglesia." - También en una iglesia más centrada en las familias, un padre de familia podría pensar: "Es muy poco educar solamente a mis hijos; quiero ser un líder sobre muchas familias." - ¡Este es un pensamiento muy equivocado! En la realidad, no hay responsabilidad más "importante" que la de un padre de familia, que educa a sus hijos "en disciplina y amonestación del Señor". Aun el hombre de Dios más importante será juzgado por el Señor primeramente por su actitud hacia Dios mismo, y en segundo lugar, por su fidelidad en las responsabilidades de su propio hogar. (Lea Génesis 18:19, Josué 24:15, 1 Timoteo 3:4-5.) Si lo hacemos para alcanzar algo diferente, entonces nos estamos aprovechando del ministerio, en vez de servir.
Otros tratan de ganar puntos con Dios: "No estoy seguro si Dios realmente me ama; pero si hago este trabajo, seguramente él me va a amar." ¡Esto es todo al revés! No necesitamos trabajar "para que Dios nos ame"; pero podemos servir a otros porque Dios ya nos ama. Mientras usted no esté seguro del amor de Dios por usted, no podrá servir espiritualmente a otros.
Cada persona que ministra a los niños con estos motivos egoístas, no les da nada a los niños, sino les quita algo. Se beneficia a sí misma a expensas de los niños.

¿Qué dice Dios acerca de esta clase de motivos?
Mateo 6:33: Debemos buscar primero el _________________________.
Gálatas 1:10: Debemos hacer la obra, no para agradar a los _____________, sino para agradar a ____________.

Entonces, ¿qué hago si encuentro estos motivos egoístas en mí mismo?
- Confiéselos a Dios, reconozca que es pecado, y arrepiéntase.
Dios le puede usar en el ministerio, pero solamente si la actitud de usted cambia. Debe ser completamente sincero y transparente ante Dios. Debe pedirle que él le muestre cada actitud egoísta en su corazón, y que él mismo le limpie (1 Juan 1:7-9).

Motivos espirituales:
Dijimos que los motivos humanos son buenos, pero no son suficientes. La obra espiritual es solamente para personas con una motivación espiritual.
Mencionaremos dos motivos espirituales importantes:

"Quiero alegrar el corazón de Dios."
La primera persona que debe alegrarse de su obra no son los niños, ni los líderes de la iglesia, ni usted mismo. La primera persona que debe alegrarse de su obra, es Dios mismo.

Habrá momentos cuando usted se esfuerza al máximo para aconsejar o enseñar a los niños, pero los niños no quieren recibir sus palabras, o le rechazan a usted como persona. Entonces podemos sentirnos desanimados y frustrados. Pero si usted se ha preparado en oración ante el Señor y ha hecho su obra como para el Señor y no para los hombres, escuchando y obedeciendo a él, entonces usted ha cumplido. Dios se alegra de cada cosa que hacemos en obediencia hacia él; no importa si los hombres lo reciben o no. El mismo se encargará de los resultados.

"Lo hago porque Dios me llamó a hacerlo."
Necesitamos saber que estamos en esta obra, no solo porque nosotros mismos queremos, tampoco porque algún líder nos ha puesto acá, sino porque Dios mismo nos ha llamado a hacerlo.
Los motivos humanos que tenemos, o los líderes que nos animan, pueden confirmar el llamado de Dios en nuestra vida. Pero necesitamos saber en primer lugar que Dios mismo nos llamó.

No hay cristianos sin llamado. Cada cristiano está bajo el llamado general de ser testigo del Señor (Marcos 16:15-18, Hechos 1:8). Lo que varía de una persona a otra, es la forma particular como cumplimos este llamado.

Tiempo de reflexión y oración

Pida a Dios que él examine su corazón: ¿Cuáles son mis motivos verdaderos para trabajar con niños? - ¿Sé que Dios me ha llamado a esta obra? - ¿Tengo todavía motivos egoístas?
Confiésele los motivos egoístas que encuentra, y pídale que él le cambie.
Si no está seguro de su llamado, pida la confirmación del Señor. (No abandone el curso si no está seguro. Las experiencias prácticas que tendrá con los niños, serán una oportunidad donde Dios puede confirmar su llamado.)

Capítulo anterior Indice Capítulo siguiente

Hijos del Altísimo - http://www.altisimo.net -