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Capacitación para el ministerio con niños

Los solteros y el ministerio con niños

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El rol de hermano mayor

El inicio más natural y "familiar" de una responsabilidad por los niños es siendo su hermano o hermana mayor. En una familia sana, los hermanos mayores asumen distintas responsabilidades por sus hermanos menores. Por ejemplo, al trabajar juntos en la casa, un hermano mayor ayuda al menor haciendo las cosas que el menor todavía no puede hacer. También, los niños pueden aprender muchas cosas de sus hermanos mayores - desde habilidades cotidianas como amarrarse los zapatos, hasta conocimientos avanzados. (Por ejemplo, mi hijo menor hasta la edad de aproximadamente once años aprendió casi todos sus conocimientos matemáticos de su hermano mayor.) En este proceso, un hermano mayor bien dispuesto adquiere a su vez las calidades de un buen educador:
- Paciencia y misericordia con los más débiles, con los que saben menos y con los que no pueden todavía hacer ciertas cosas;
- Dar uno mismo el buen ejemplo;
- La habilidad de explicar cosas de una manera que un niño pequeño puede entender;
- Comprender el desarrollo del hermano menor, entendiendo para qué pasos ya está listo y para cuáles no todavía;
- Respeto por la individualidad del hermano menor, y reconocer que él necesita aprender las cosas "a su manera";
- La sabiduría de dejar que el hermano menor haga por sí mismo lo que ya sabe hacer;
etc.

Estas dinámicas entre niños mayores y niños menores son una de las razones por qué Dios nos hace crecer en familias, y no en grupos separados por edades.

De esta manera, el rol de hermano mayor es la mejor preparación y la más natural, para cualquier trabajo educativo. Es un aprendizaje por medio de la experiencia, lo que es mucho mejor que cualquier estudio formal de "educación". El educador norteamericano John Holt escribe acerca de un experimento interesante, relacionado con este tema:

"Unas escuelas en zonas pobres hicieron el experimento de que los alumnos de quinto grado enseñaron a los alumnos de primer grado a leer. Los resultados fueron los siguientes:
Primero, que los alumnos de primer grado aprendieron más rápidamente que otros alumnos de primer grado que fueron enseñados por profesores profesionales.
Segundo, que los alumnos de quinto grado que enseñaron, mejoraron ellos mismos mucho en su lectura. (Muchos de ellos no habían sido buenos lectores.)
Parece que estas escuelas hicieron estos experimentos por desesperación (porque no pudieron conseguir profesores). Podemos ver fácilmente por qué estos experimentos no se repitieron en otros lugares: (...) Los profesores profesionales insisten en que no se permita enseñar a otras personas. Pero en programas de alfabetización en países pobres, se encontró que casi cualquier persona que sabe leer, puede enseñarlo a cualquiera que desea aprender.

(...) Cuando los niños aprenden los unos de los otros, no necesitan preocuparse por agradar al profesor, o por ganarse una buena nota. (...) Y esta es otra razón importante por qué los niños son buenos enseñándose unos a otros: Ambos, el niño-profesor y el niño-alumno, saben que esta relación de profesor a alumno es temporal; y que su amistad mutua entre iguales es mucho más importante."

(John Holt, "Teach Your Own")

- A veces, los padres encargan durante su ausencia a un hijo o una hija mayor con cuidar a los hermanos menores. Esto puede ayudar a los hijos mayores a aprender responsabilidad. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que un hermano mayor nunca puede sustituir a un padre o una madre. No se le debe encargar de los hermanos menores por un tiempo prolongado, ni con demasiada frecuencia. Y antes de encargar a un hijo mayor con responsabilidades importantes en la casa (tales como cocinar o lavar ropa solo, atender a un bebé, etc.), se debe considerar si esta responsabilidad es adecuada para su edad y sus capacidades.
En particular, un hermano mayor no tiene poder disciplinario sobre los hermanos menores. Dios mandó a los niños que obedezcan a los padres, pero no existe ningún mandamiento de obedecer al hermano mayor. Dios encargó a los padres con educar, instruir y disciplinar a sus hijos; pero no existe tal encargo a los hermanos mayores. Por tanto, nunca se debe poner al hermano mayor en una situación donde se ve obligado a controlar a sus hermanos menores en asuntos disciplinarios; y no se debe permitir que un hermano mayor aplique castigos a sus hermanos menores. Tales acciones destruyen el orden de Dios en la familia, y dañan las relaciones entre hermanos.

- Niños y jóvenes que no tienen hermanos menores, tal vez tienen primos, sobrinos o amigos menores, por quienes pueden de vez en cuando asumir una responsabilidad. Es importante para los hermanos menores, que ellos también puedan de vez en cuando estar en una situación donde ellos son los "mayores". Si no tienen esta oportunidad en su propia familia, la pueden tener en su familia extendida, o en una comunidad cristiana de familias.

Una tentación particular para el hermano mayor son los celos contra los hermanos menores. A menudo el hermano mayor siente que él está llevando más carga y tiene mayores responsabilidades, mientras los padres protegen más a los menores y son más complacientes hacia ellos. Es necesario que los padres den a los hijos mayores también mayores privilegios, junto con la responsabilidad mayor. (En la antigua Israel, el hijo mayor recibía una doble porción de la herencia de sus padres.) Por el otro lado, el hijo mayor tiene que aprender a aceptar que su posición como mayor es el buen plan de Dios, con toda la carga que esto significa, pero también con todos sus privilegios y posibilidades.
La Biblia cuenta varias historias de hermanos mayores envidiosos, empezando con Caín que mató a Abel. Otros ejemplos son los hermanos mayores de José quienes lo vendieron a Egipto; y los hermanos mayores de David quienes se molestaron cuando él apareció en el campo de la batalla contra Goliat.
Por el otro lado, la historia de José y sus hermanos menciona también algunos instantes donde uno de ellos fue tocado en su conciencia y comenzó a asumir su verdadera responsabilidad de hermano mayor: Cuando ellos querían matar a José, Rubén (el primogénito) lo defendió y salvó su vida (Génesis 37:21-22). Muchos años más tarde, cuando Benjamín iba a ser encarcelado en Egipto, Judá intercedió por su hermano menor y ofreció ir a la cárcel en lugar de él (Génesis 44:32-33).
Otro buen ejemplo encontramos en los hermanos mayores de Moisés, Aarón y Miriam: Miriam cuidó de lejos al bebé Moisés puesto en el río, y aseguró que su propia madre lo iba a educar como nodriza (Exodo 2:4-9). Cuando Moisés fue enviado al faraón y no quiso ir porque no sabía hablar bien, Dios envió a su hermano Aarón con él para que hablara por Moisés (Exodo 4:14-16). Sin embargo, un incidente en el camino por el desierto demuestra que aun Aarón y Miriam no eran libres de celos contra Moisés (Números 12).

Jóvenes solteros como "ayudantes de educación"

Jóvenes solteros pueden hacer experiencias con niños, cuidando los niños de otras familias cuando se presente la necesidad. Esta es una continuación natural del rol de hermano mayor. Me parece importante, en estos casos, que la relación de los jóvenes con las familias respectivas no se limite al trabajo de "cuidante" en ausencia de los padres. Será necesario que se cultive la amistad con la familia entera, por ejemplo comiendo juntos, participando en tiempos devocionales en familia juntos, yendo de paseo juntos, o participando en trabajos caseros y eventos juntos. Así pueden llegar a conocerse mejor, y los jóvenes pueden aprender del ejemplo de los padres en cuanto a la educación. (Esto puede también servirles de preparación para el futuro cuando ellos tengan su propia familia.)
Estas formas de comunión entre familias de cristianos maduros, y jóvenes solteros, pueden también ser una forma de brindar a los jóvenes una experiencia de discipulado.
En el transcurso de este tiempo, los solteros podrán aprender mucho acerca las características de los niños y la educación cristiana, por medio de: 1) el ejemplo y el consejo de los padres de familia; 2) sus propias experiencias con los niños; y 3) estudios teóricos. Esta puede ser una buena forma de estudiar el curso presente.
Es ventajoso que los jóvenes solteros aprendan estas cosas, antes de casarse y tener sus propios hijos. Así podrán desde un inicio encaminar la educación de sus propios hijos en un buen camino.

Para que esto funcione, tendrán que participar las personas adecuadas: Los jóvenes tendrán que ser cristianos que amen al Señor, dispuestos a aprender. Los padres de familia tendrán que ser cristianos maduros y sabios, que dan un buen ejemplo con su vida personal y familiar. Ambas partes, el/la joven y la familia, tendrán que usar su discernimiento para saber con quien(es) entrar en una tal relación.

Jóvenes que ya tienen cierta experiencia en el trato con niños, podrán entonces ayudar también cuando se presente la necesidad, durante ciertos eventos, de apartar a los niños durante algún tiempo en un grupo separado. Sin embargo, esto no debería ser lo normal. Aun en reuniones y eventos mayores, se debería procurar siempre organizarlos de tal manera que las familias enteras puedan estar juntas durante el mayor tiempo posible.
(Para más detalles, vea "Si fuera necesario reunir a los niños aparte...")

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