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El gran "Avivamiento de oración", 1857

(Publicado en inglés en el foro de discusión en http://www.revivalschool.com, por un miembro del foro.)

2 Crónicas 7:14: "Si mi pueblo que está llamado según mi nombre, (1) se humilla, y (2) ora, y (3) busca mi rostro, y (4) se aparta de sus caminos malvados, entonces yo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra."

Cuando estudiamos el avivamiento de 1857 en los Estados Unidos, encontramos que se cumplieron estas mismas 4 condiciones; y como resultado, Dios "sanó la tierra".

¡Este avivamiento maravilloso comenzó con un solo hombre y su reunión fracasada de oración! Pero terminó con dos millones de convertidos por ambos lados del Atlántico, y fue llamado "El Segundo Gran Despertar Evangélico" (Dr. Edwin Orr).

Jeremías Lamphier, de 49 años, era un recién nombrado ministro de la Iglesia Holandesa del Norte en Nueva York. El invitó a una reunión de oración semanal de mediodía hasta la una, para "dar a los empresarios y negociantes una oportunidad de hacer una pausa e invocar a Dios".

El 23 de setiembre a mediodía abrió la puerta y esperó. Veinte, treinta minutos pasaron. Nadie vino. Por fin apareció una persona, después otra. Al fin eran seis personas que oraron.

El siguiente miércoles llegaron 22 personas. El antecesor de Lamphier había organizado reuniones similares y se había visto obligado a cerrarlas por falta de interés. Jeremías se habrá preguntado si su reunión iba rumbo al mismo destino.

Pero el siguiente miércoles coincidió con el desastre financiero más grande en la historia de la nación. Los bancos cerraron. Los negocios cerraron sus puertas. De un momento al otro, los hombres se quedaron desempleados y se vieron amenazados con morir de hambre. Aquellos que habían estado demasiado ocupados o demasiado orgullosos para orar, estuvieron ahora desesperados en su necesidad de Dios. Pronto la reunión de oración estuvo más que llena. Dentro de seis meses, 10'000 empresarios oraban diaria y públicamente en las iglesias de Nueva York.

Los reporteros que fueron enviados para ver las reuniones, notaron que fue enteramente un movimiento de laicos sin predicación, y solo cinco minutos de oración por persona. Se permitía una sola exhortación de cinco minutos por reunión, y estas exhortaciones a veces produjeron escenas dramáticas. Una palabra dada acerca de la necesidad de arrepentirse, hizo que un hombre exclamara: "¿Qué tengo que hacer para ser salvo?" - este hombre había estado planeando un asesinato y su suicidio.

Según el ejemplo de Nueva York, en toda América se abrieron teatros, iglesias y locales grandes para la oración, y miles vinieron. Un hombre que viajaba de Omaha a Boston, reportó "una reunión continua de oración a lo largo del camino entero - una reunión de oración de una extensión de 2000 millas."

Personas empezaron a convertirse, a menudo en las mismas reuniones de oración. Una escena de una reunión de oración interdenominacional unida en Michigan: "'Una esposa intercesora pide oración por su esposo inconverso.' - Inmediatamente, un hombre alto se puso de pie y dijo: '¡Yo soy este hombre! Yo tengo una esposa intercesora.' - Entonces, se levantaron otros cinco esposos convencidos de su pecado, y pidieron oración por su conversión; y el poder de Dios vino sobre la reunión."

Pronto, el número de conversiones reportadas alcanzó 7'000 por día, y por dos años, las iglesias de América recibieron un promedio de 10'000 nuevos miembros cada semana.

Gran Bretaña siguió el ejemplo de América. Las reuniones de oración se multiplicaron. Dentro de un año, otro millón de personas se habían convertido a Cristo.

En este gran avivamiento no hubo ningún predicador, ningún líder, ninguna predicación. Fue una demostración de que la oración, y la oración sola, puede traer la presencia de Dios no solo a una reunión, sino a naciones enteras.

La oración intensiva es lo que es indispensable en un genuino derramamiento del Espíritu de Dios.