¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?

Por Jacob Colsen

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente

Capítulo 4: Por qué tus promesas no funcionaron

Odio levantarme a las seis de la mañana para una reunión de desayuno, y nadie más viene.

Por fin, este es un "grupo de rendirse cuentas".

Cinco de nosotros formamos este grupo después de un retiro de hombres, hace seis meses, prometiéndonos rendirnos cuentas unos a otros para ser buenos esposos, padres activos, y creyentes comprometidos. Después de unas semanas, los participantes empezaron a faltar reuniones; y hoy un solo hermano vino, y él no había estado en ninguna de las reuniones durante los últimos dos meses. De hecho, habíamos perdido la esperanza en él.

Bob Miller, un miembro del liderazgo de la iglesia, vino solamente para decirme que él y su esposa Joyce se habían separado. Yo había esperado que por lo menos Gil Rodriguez iba a venir, porque él era el único con quien yo podía hablar acerca de mis crecientes problemas en la iglesia (de los que eché la culpa a Juan).

Entonces en vez de poder descargarme yo mismo, pasé todo el tiempo hablando acera de la separación de Bob. El tenía más de treinta años de casado, había educado a tres hijos, y hasta ese momento yo había pensado que ellos eran uno de nuestros matrimonios ejemplares. Puesto que Bob estaba en el liderazgo, yo sabía que esto iba a echar sombras sobre nuestra congregación.

Joyce había accidentalmente encontrado material pornográfico en la computadora de Bob, y se sintió tan humillada que exigió que él se vaya. Yo estaba seguro que se trataba de un malentendido, pero Bob me aseguró que no era así. Fue una batalla desde su juventud, que él aparentemente había dejado atrás. "La internet simplemente lo hizo demasiado fácil", confesó.

Durante nuestra conversación, cada rato escuché risas desde otra parte del restaurante. Pensé cuan fuera del lugar estaba la risa frente a la tristeza que tenía delante de mí. ¡Cómo podía alguien divertirse tanto a esta hora de la mañana, y mientras otras personas pasan tanto dolor!

Intenté todo lo que me vino a la mente para conseguir que Bob pudiera arreglar su situación, peró él dijo que era imposible. El todavía no me había contado el problema entero. Su matrimonio estaba muriéndose lentamente desde que los hijos habían salido de la casa, y el último incidente había solamente sido la gota que faltaba. Finalmente se nos acabó el tiempo, porque Bob tuvo que ir a su trabajo.

Fuimos a la caja para pagar nuestro desayuno. Por dentro yo estaba hirviendo de ira, porque los otros hombres no habían venido, y porque Bob era un tal idiota. Al recibir mi vuelto, vi una cara conocida salir del baño. Habían pasado casi dos meses desde nuestro paseo por las aulas de la Escuela Dominical. Nuestras miradas se encontraron, y él pareció verdaderamente sorprendido, como yo también.

"¿Juan? ¿Qué estás haciendo aquí?"

Una gran sonrisa apareció en su cara: "Jacob, ¿cómo estás?" Se acercó y estrechó mi mano.

Intenté presentarle a Bob, pero no sabía su apellido. "Bob, él es Juan, un amigo que conocí hace unos meses." - A Juan dije: "Lo siento, creo que nunca escuché tu apellido."

"Juan es suficiente", dijo, estrechando la mano de Bob.

Bob sonrió también, pero pronto puso una cara seria. "¿Eres tú el ...?" Después se volteó hacia mí y comenzó nuevamente: "¿Es este el tipo ...?" Otra vez se detuvo y tartamudeó.

Yo tenía miedo de lo que él iba a decir, y puse mi mejor cara de "Por favor ten cuidado". - "¿Es este el tipo ... que te causó todos estos problemas?"

Miré a Juan, avergonzado. "Yo no lo diría de esta manera."

"Quizás fue otra persona." Bob miró su reloj, dijo que ya estaba tarde para su trabajo, y desapareció.

"Estoy sorprendido de verte." Me volteé hacia Juan.

"Estuve desayunando con un amigo antiguo esta mañana. El tuvo que irse, y a mí me queda todavía una hora hasta que salga mi bus." - Señaló con la cabeza hacia el paradero de buses al fin de la calle.

"¿Adónde vas?"

"Tengo una reunión en el norte esta tarde."

"¿Ibas a buscarme?"

"Obviamente no era necesario, Jacob. Realmente no tuve mucho tiempo para organizar algo, pero si quieres sentarte conmigo a mi mesa, tengo tiempo ahora."

Le seguí por el restaurante hasta la mesa en la esquina de donde había venido toda esa risa. "¿Fuiste tú quien se reía tanto antes?"

"Oh, ¡eso fue Felipe! Deseo haber sabido que estabas aquí, porque me gustaría que ustedes dos se conocieran. El está en un viaje similar al tuyo, y acaba de salir de unos tiempos muy dolorosos. Ahora él es como un niño que juega en la piscina. Su alegría es aun más contagiosa que su risa."

"Me alegro de que alguien se esté divirtiendo", dije con sarcasmo.

"Esto no suena bien."

"Tuve un tiempo horrible desde la última vez que te vi, y esta mañana fue el colmo de todo. Nadie vino a nuestro grupo de rendir cuentas, excepto Bob que no había venido por mucho tiempo. El solo vino para decirme que está separado de su esposa porque ella encontró pornografía en su computadora. Además él es un líder de la iglesia. ¡Qué problema!"

"Pareces realmente enojado. ¿De qué manera te afectará esto a ti?"

"No me afectará a mí. Pero pienso que afectará a la iglesia."

"¿Es por eso que estás enojado con él?"

Esta fue la primera vez esta mañana que me detuve para pensar en cómo me sentía acerca de Bob. Yo había estado tan molesto por su separación y por cómo esto afectaría a la iglesia, que realmente no había pensado en él mismo.

"No pienso que estuve enojado con Bob. Estuve enojado por su fracaso, ¿y qué?"

"Y qué te costaría a ti."

"No me recuerdo haber pensado en esto. Pero ahora que lo mencionas, estuve bastante duro con él. Supongo que le eché la culpa por no haber sido más consistente con el grupo y por no admitir su lucha."

"Rendir cuentas no es para aquellos que están luchando, Jacob, es para aquellos que pueden tener éxito."

"¿Pero no debemos rendir cuentas unos a otros?"

"¿De dónde tienes esta idea?"

"Está en la Biblia, ¿no cierto?"

"¿Puedes mostrarme dónde?" - Juan sacó una Biblia de su bolsa y la dejó sobre la mesa.

La levanté y comencé a hojear, mientras mi mente daba vueltas para encontrar un pasaje. No pude recordarme de ninguno. Incluso rebusqué la concordancia, pero me di cuenta de que todos aquellos pasajes hablaban de rendir cuentas a Dios, no unos a otros. "¿No dice en Hebreos que la gente debe rendir cuentas a sus líderes?"

"No", se rió Juan, "eso habla de que los líderes tienen que rendir cuentas por las vidas que tocan. Todo el rendir cuentas en la Biblia es ante Dios, no ante nuestros hermanos. Cuando exigimos que otros nos rindan cuentas, estamos en realidad usurpando el lugar de Dios. Es por eso que al fin nos herimos unos a otros tan profundamente."

"¿Cómo podemos entonces cambiar? Hemos enseñado a la gente que crecerán en Cristo al comprometerse a hacer lo correcto, y reforzar este compromiso. Necesitamos ayudarnos unos a otros para lograrlo."

"¿Cuán bien funciona esto para ti, Jacob, o para el resto del grupo?"

"No muy bien, admito. Pero esto es porque la gente no está lo suficientemente comprometida."

"¿Realmente piensas esto?"

Yo había escuchado antes este tono de voz y supe que Juan no lo veía de esta manera. No sabía qué responder. - "¿Sabes qué resultado tiene todo este hablar de compromiso?" preguntó Juan.

"Les ayuda a la gente a vivir mejor."

"Así parece." Juan suspiró. "Pero no funciona. No somos cambiados por las promesas que hacemos a Dios, sino por las promesas que él nos hace a nosotros. Si hacemos compromisos que podemos mantener solo por poco tiempo, nuestra culpabilidad se multiplica cuando fallamos. Nos enojamos porque Dios no hace más para ayudarnos, y normalmente empezamos a calmar nuestra culpabilidad con algo como drogas, alcohol, comida, compras impulsivas, o cualquier otra cosa que tranquiliza el dolor; o el dolor sale de nosotros en forma de ira o lascivia."

"¿Estás diciendo que esto fue lo que sucedió con Bob?"

"No conozco a Bob, pero diría que es probable. ¿Se sintió él con suficiente confianza para venir y compartir su tentación más profunda?"

"¡Obviamente no!" Sacudí mi cabeza, frustrado. "Muchas de nuestras esposas dicen que necesitamos un retiro de hombres cada mes para mantenernos con suficiente motivación. A veces pienso que tienen razón."

"Sí, es fácil volver a emocionarse y mantener nuestros compromisos por unas semanas, ¿pero qué sucede cuando la emoción pasa, y ya no es divertido tratar a tu esposa como una princesa, o pasar tiempo con los hijos, cuando estás bajo mucha presión en el trabajo? Uno finalmente se rinde, porque por dentro nada cambió. Es un método basado en esfuerzos humanos, y esto no funcionará."

"¿Estás diciendo que nuestro método solo produce más pecado?"

"Para mucha gente, sí. Es por eso que Bob no quiere venir, y los demás tampoco. Incluso cuando están presentes, probablemente no cuentan la verdadera historia de su lucha. Se sentirían demasiado mal. En su lugar, ellos confiesan pecados 'aceptables' como sobrecarga, enojo o chisme.
Esto es lo peor de la mentalidad religiosa. Toma nuestras mejores ambiciones, y las usa en contra de nosotros. La gente que intenta ser más piadosa, en realidad se vuelve más cautiva bajo sus antojos y deseos.
Pablo reconoció que hay tres caminos en la vida, mientras la mayoría de nosotros solo conocemos dos. Nosotros pensamos que nuestras vidas consisten en decisiones entre hacer lo malo y hacer lo bueno. Pablo vio que hay dos caminos diferentes de hacer lo bueno. Uno de ellos hace que nos esforcemos mucho para someternos a las reglas de Dios. El dijo que este camino siempre falla. Aunque él se describe como alguien que seguía todas las reglas de Dios externamente, él también se llamó el peor pecador por causa del odio y la ira en su corazón. El podía conformar su comportamiento externo a las reglas, pero esto solo empujó sus problemas más adentro. Te recordarás que él salió a matar al pueblo de Dios en el nombre de Dios."

"Sí, pero Pablo habla de la ley del Antiguo Testamento. Nosotros no seguimos la ley. Intentamos vivir según los principios del Nuevo Testamento."

"No, Jacob. Pablo habla acerca de la religión - el esfuerzo del hombre para aplacar a Dios por medio de sus propias obras. Hacer lo que él quiere, para que él sea bueno con nosotros y no nos pasen cosas malas. Cuando nos va bien, este método nos hace autosufcientes, y esta es la trampa de la justicia propia. Y cuando nos va mal, acumulamos sobre nosotros una culpabilidad tan grande que no la soportamos. Tus 'principios del Nuevo Testamento' son solo otra manera de vivir bajo la ley. Todavía estás atrapado en los intentos de conseguir una recompensa de Dios por hacer lo bueno."

"Entonces, ¿intentar hacer lo bueno puede ser algo malo?" - Yo no podía creer lo que estaba escuchando.

"Si lo intentas de esta manera, definitivamente es malo. Pero Pablo conocía otro camino de vivir en la vida de Dios. Este camino transformó su vida entera. El sabía que nuestros fracasos vienen de nuestra falta de confianza en el cuidado de Dios. Mientras Pablo conoció mejor a Dios, descubrió que podía confiar en el amor de Dios por él. Cuanto más confiaba, más libre era de aquellos deseos que le consumían. Solo confiando en Jesús puede alguien experimentar esta libertad. Es una libertad verdadera."

"¿No usará la gente esto solo como una excusa para hacer cualquier cosa que quieren?"

"Algunos ciertamente lo harán. Muchos ya lo hicieron. Pero no puedes desechar la verdad, solo porque algunos la abusan de manera egoísta. Aquellos que realmente conocen a Dios, desearán ser como él."

"Pero debemos tener un estándar, para que la gente sepa qué es lo que Dios quiere."

Entonces él soltó la bomba que hizo reventar todos mis conceptos acerca de la vida cristiana. "Jacob, ¿cuándo por fin superarás la idea equivocada de que el cristianismo es acerca de ética?"

¿Qué? Le miré y no pude pensar ningún pensamiento coherente. Si no es acerca de ética, ¿acerca de qué es entonces? Yo había sido educado en la creencia de que el cristianismo es una ética para la vida, que me conseguiría un lugar en el corazón de Dios. Yo no sabía que hacer con lo que Juan dijo.

Por fin encontré algo a decir. "Ni siquiera sé cómo responder a esto. He vivido toda mi vida en Cristo pensando que es un asunto de ética."

"Y es por eso que no lo entiendes. Estás tan atrapado en un sistema de recompensas y castigo, que te pierdes la relación sencilla que él quiere tener contigo."

"¿De qué otra manera podemos saber cómo Dios siente acerca de nosotros, si no vivimos según sus normas?"

"Es aquí donde piensas al revés, Jacob. No conseguimos su amor por vivir según sus normas. Encontramos su amor en el mayor quebrantamiento de nuestras vidas. Cuando dejamos que él nos ame allí, descubriremos cómo amarle a él, y entonces encontraremos que nuestra vida cambia en esta relación."

"¿Cómo puede ser esto? ¿No tenemos que alejarnos del pecado para conocerle?"

"Caminar hacia él es alejarse del pecado. Cuánto más le conoces, más libre del pecado serás. Pero tú no puedes alejarte del pecado, Jacob. ¡No en tus propias fuerzas! Todo lo que él quiere hacer en ti, será hecho mientras aprendes a vivir en su amor.
Cada pecado viene de tu desconfianza hacia su amor. Pecamos para cubrir el quebrantamiento, para pelear por lo que creemos que es bueno para nosotros, o por reaccionar contra nuestra culpabilidad y vergüenza. Una vez que descubres cuánto él te ama, todo esto cambia. Por eso, cuánto más confías en él, más libre serás del pecado."

"Esto suena tan fácil cuando tú lo dices, Juan. Pero aprender a vivir así, sería lo contrario de todo lo que me han enseñado."

Comprender esta conversación me iba a tomar mucho tiempo, y todavía ni había comprendido bien la última. Lo que me hizo recordar que todavía estaba enojado con Juan. No sabía como decirlo, pero mientras Juan alistaba sus cosas, pensé mejor decirlo ahora.

"¿Me causará esto tantos problemas como nuestra última conversación?" - Mi tono se volvió un poco amenazante.

"¿Es esto lo que Bob mencionó antes? ¿Qué pasó, Jacob?"

"Tu pequeña visita ha causado bastante alboroto. El pastor Jim estaba enojado porque el ruido en el equipo de sonido volvió a aparecer durante su prédica. Le distrajo, y él pensó que arruinó su mensaje. Yo debía haber estado allí para arreglarlo, y en lugar de eso yo estaba mostrando las aulas de la Escuela Dominical a un extraño de quien ni sabía su apellido. Esto no hizo buena impresión. Ni siquiera pude decirle donde vives. El estuvo muy molesto y me acusó de dejar a algún pedófilo entrar a las aulas de nuestros niños."

"Una acusación bastante fuerte", dijo Juan tranquilamente. Yo pensaba que se iba a molestar, pero ni siquiera le impresionó.

"Le aseguré que no fue así, pero él me preguntó cómo podía confiar en alguien que no era lo suficientemente comprometido para estar donde debía estar el domingo por la mañana. El realmente explotó, Juan. Nunca le había visto así. Hemos sido buenos amigos por veinte años, aun después que yo entré al pastorado. El me amó durante mis peores momentos, y me apoyó cuando otros intentaron destrozarme. Ahora me critica por cualquier cosa que hago, y no tenemos ningún momento relajado juntos."

"¿Todo esto cambió desde mi última visita? ¿No me dijiste en el parque hace unos meses que ya había tensiones entre ustedes?"

Me detuve para pensarlo. "Ahora que lo mencionas, sí, comenzó antes. Ha sido difícil trabajar con él desde hace unos seis meses o más. El estaba distante, y raras veces responde a mis sugerencias."

"Suena como si algo más estaría sucediendo allí."

"Lo que sea, supongo que tu visita lo empeoró todo. Tampoco le gustaron los cambios que hice."

"¿Cambios? ¿Qué cambios?"

"Los que me dijiste que hiciera."

"No te dije que hagas cambios, ¿o sí, Jacob?"

"Quité ese lema que no te gustó, de que nuestra iglesia era la casa de Dios, y ese afiche que produce culpabilidad."

Juan se rió como si yo hubiera admitido una pequeña equivocación inocente. "Apuesto que esto fue bien recibido."

"No es chistoso, Juan. Unos días después, Jill Harper, la dama que había cortado todas estas letras y había diseñado el afiche para mí, vino a mi oficina. Preguntó qué había pasado con el tablero de anuncios. Le dije que me sentía incómodo con algunos de los mensajes, y quisiera renovarlo. Ella estaba furiosa porque no le había consultado acerca de los cambios. Pedí disculpas, pero no ayudó. Ella no quiere volver a hablar, y pienso que está difundiendo su enojo entre el equipo de maestros. Muchos de ellos están molestos conmigo."

"¿Acerca de qué?"

"Hace unas semanas presenté una propuesta para cambiar la prioridad del programa de niños, para acomodarlo a lo que conversamos cuando tú estuviste allí."

"¡Ah oh!"

"¿Ah oh? Estuve tan entusiasmado. Pasé mucho tiempo e imprimí un documento de diez páginas de cómo podríamos reenfocar nuestras clases y reentrenar a nuestros maestros. Estuve seguro que ellos estuvieran igualmente entusiasmados de poner el ministerio sobre una base mejor. Hice una lista de recomendaciones específicas para abandonar las tablas de estrellas, y para usar más canciones acerca de la gracia de Dios."

"¿Y?"

"Ellos pensaban que yo les acusaba de ser fariseos. Dijeron que ellos creían en la gracia como todos, y que todos ellos habían crecido con esas tablas, y que colocar estrellas les da a los niños un sentimiento de éxito. No sabía qué decir, porque estuve tan sorprendido. En el calor de la batalla, ni siquiera me recordé de lo que tú habías dicho. Fue un desastre."

"Me puedo imaginarlo, Jacob. Lo siento que haya sido tan doloroso."

"Ni siquiera sé qué hice mal, Juan. La vida en la iglesia ya había sido difícil antes. Ahora es una pesadilla, y parece que el pastor ya no tiene ningún respeto por mí. Mi estómago se hace nudos todo el tiempo."

"Jacob, si quieres esuchar todavía algo de lo que digo, escucha esto: No utilices nuestras conversaciones para intentar cambiar a otros. Yo solo intento ayudarte a ti a vivir en la libertad de Dios. Mientras que ellos no estén buscando las mismas cosas como tú, ellos no te comprenderán, y serás acusado de cosas aun peores. Tú intentas hacer lo que yo dije, sin dejar que Dios lo haga real en tu vida. Así no funcionará. Solo herirás a mucha gente, y serás herido tú mismo en el proceso." - Juan se levantó y buscó unos billetes para dejar una propina.

"Esto es cierto", dije al levantarme también.

Juan dijo que tenía que llegar al paradero para alcanzar su bus. Le ofrecí llevarle allí con mi carro, y por mientras podíamos seguir conversando.

"No encuentras la presencia de Dios más real que cuando conversamos por primera vez, ¿no cierto?"

"¿Por qué dices esto?"

"Porque sigues intentando que otros lo hagan, en vez de vivirlo tú mismo. Es natural para nosotros, cuando nos sentimos vacíos, intentar que la gente alrededor de nosotros cambie. De allí vienen todos estos programas de rendir cuentas y de esfuerzos humanos. Pensamos que si todos los demás hicieran lo correcto, todo sería mejor para nosotros mismos."

"¿Y no sería así?"

"¡No, Jacob! Y ni siquiera lo conseguiríamos. La gente siempre lo malogrará. Edificar una relación con Jesús es un viaje de toda la vida. La vida de la fe es suficiente lucha para uno mismo en un mundo quebrantado, sin que tengamos que complicarlo para los otros creyentes. ¿Por qué crees que no estabas allí para Bob, y ahora tu pastor no está allí para ti?"

"No lo sé."

"Porque la verdadera vida del cuerpo de Cristo no se construye sobre el rendir cuentas. Se construye sobre el amor. Estamos aquí para animarnos unos a otros en el viaje, sin conformar a la gente al estándar que pensamos que necesitan."

"¡Esto suena como relativismo, Juan!"

"No lo es. Es simplemente respetar el proceso que Dios utiliza para atraer la gente a la verdad. No estoy hablando de que existieran diferentes verdades; pero de que diferentes personas descubren la verdad en tiempos diferentes. Si exigimos que la gente nos rinda cuentas, ellos nunca aprenderán a vivir en amor. Solo recompensaremos a aquellos que saben aparentar mejor, y perderemos a aquellos que están en la verdadera lucha de aprender a vivir en Jesús."

"Ni siquiera puedo imaginarme compartir este viaje con otros."

"¡Es lo mejor, Jacob! Esto abre la puerta para que la gente sea auténtica, y que sean conocidos exactamente tales como son. Los anima a acercarse más a Jesús, no a intentar a cambiar a todo el mundo según nuestras propias respuestas."

"¿Dónde puedo encontrar esto, Juan? ¿Existe un lugar así en Kingston?"

"Jacob, no estás entendiendo. No es un lugar. Es una manera de vivir, junto con otros creyentes. ¿Existen otros que quieren vivir de esta manera? Seguramente. Y se encontrarán unos a otros en su tiempo. Pero primero deja que tú mismo seas cambiado."

Paré el carro delante del paradero de los buses, y Juan abrió la puerta. "Tengo que correr, Jacob, o perderé el bus."

"¿No puedes darme un número de teléfono donde te puedo ubicar si necesito hablar contigo?"

"Esto no es tan fácil como piensas", dijo Juan mientras salió del carro. "Te volveré a encontrar, estoy seguro."

"Yo no."

"Cuídate, Jacob. Estás en el camino correcto. Las cosas pueden empeorar antes que mejoren, pero lo mismo sucede en una cirugía. ¡Pero cuando las cosas mejoren, entonces mejorarán de verdad!"

"No me siento así."

"Yo sé. Llegar a los límites de uno, no es divertido. Pero es solo el comienzo. En esta etapa, cuánto más nos acercamos, más lejos nos sentimos de él. Es por eso que quiero animarte a perseverar allí con Jesús. El arreglará todo esto de maneras que nunca creerás si te lo dijera ahora."

"Gracias, Juan. Esto ayuda." - Mientras él se volteó para irse, me recordé de algo que debía preguntarle. "¿Podrías por lo menos decirme tu apellido?"

La bocina del taxi detrás de mí debe haber ahogado mi pregunta, porque Juan se fue sin voltearse.

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente