¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?

Por Jacob Colsen

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente

Capítulo 6: ¿Dios amoroso o hada madrina?

Habían pasado casi dos meses desde mi encuentro con Juan por la laguna Nellie, pero me parecían décadas. La asamblea después de nuestro encuentro había sido mi derrota. Yo había esperado que mi amigo, pastor y jefe iba a recapacitar y decir la verdad ante la asamblea, o por lo menos después. Pero no lo hizo. Valoró el beneficio de una mentira por encima de toda amistad. ¡Fui destrozado!

El me dio un ultimato antes de la asamblea, de apoyar su historia o de buscarme otro empleo. Estuve cerca de ceder, pero al fin no pude mentir para él. Intenté presentar la verdad de la manera más favorable para él, diciendo que yo entendía que él apoyaba el concierto, aunque quizás le había malentendido. Su mirada penetrante me dijo que esto no era suficiente para él. La mañana siguiente me acusó de haber traicionado nuestra amistad, y exigió mi renuncia hasta el fin del día. Se la di enseguida, sacándola de mi libro de apuntes que tenía conmigo.

"Estoy tan decepcionado de ti", dijo, evitando mi mirada. "Tenías tantas promesas, ¡y ahora lo desechaste todo! ¿Para qué?" - Me dijo que iba a proveer por mi salario hasta el fin del mes, y me advirtió que él iba a destruir mi reputación en la ciudad, si yo iba a chismear acerca de él. Cuando me levanté para irme, él pareció volverse un poco más blando. "A pesar de esto, nunca olvidaremos las contribuciones que hiciste durante tu tiempo aquí, y espero que sigas viniendo a esta iglesia para recibir la sanidad que necesitas."

Me chocaron sus palabras atrevidas. ¿Quién recibe sanidad en el escenario del accidente? Para esto necesitas un hospital, o por lo menos un médico. Cuando mi familia y yo no estuvimos en la iglesia el siguiente domingo, él leyó nuestra carta de renuncia en público, y como escuchamos más tarde, la usó para un discurso inflamatorio de veinte minutos acerca del caracter elevado que se requiere en el ministerio. Les dijo que yo había sido deshonesto en un intento de desacreditarle a él y de conquistar su posición. "Las fallas de carácter siempre vendrán a la superficie en tiempos de crisis", añadió. En otras palabras, había usado su propio pecado para condenarme a mí.

Unos amigos nos llamaron para apoyarnos y dijeron que iban a salir de la iglesia también; pero la mayoría evitaron el contacto con nosotros. En los días siguientes fui mortificado cada vez que la gente se alejó de mí en las tiendas o en la calle, actuando como si no me vieran. Laura y yo asistimos a algunas congregaciones diferentes los domingos porque pensamos que deberíamos hacerlo, pero nuestro corazón no estaba allí, ahora que sabíamos lo que se escondía detrás de todo. Algunos que habían salido de la iglesia con nosotros, esperaban que nosotros íbamos a comenzar una iglesia nueva, pero no tuve el corazón de hacerlo. Y cuanto más lo postergaba, más sus amistades también se perdieron.

Encontrar mi camino de regreso al mundo de los negocios, tampoco fue fácil. El mercado estaba bajo, y no había trabajo. Comencé con mi propio negocio, pero mis contactos antiguos ya habían encontrado otros representantes, y las perspectivas no eran prometedoras.

Con muy pocos amigos, nada de ingresos, y un futuro desesperado por delante, finalmente toqué fondo - según pensé. Hasta aquella mañana que Laura me llamó por teléfono para decirme que nuestra hija había tenido un ataque de asma, y tenía que ser llevada al hospital por emergencia. Allí mi ira explotó. Después de todo lo que yo había hecho para Dios, parecía que él podría cuidar mejor de mi familia que esto. Yo ni siquiera sabía como pagar la cuenta del hospital, porque ya no estábamos asegurados.

Entonces ¿ahora comprendes por qué quise escaparme cuando Juan entró a la cafetería en aquella noche? Sí, mi hija estaba un poco mejor en el momento, pero yo estaba muy enojado y no quise saber nada de Dios en medio de esto. ¿Qué había yo hecho mal, para que mi hija tuviera que sufrir de esta manera?

Busqué refugio en la cafetería para tomar café, leer unas revistas y no pensar en todas las dificultades. Allí fue que Juan metió su cabeza en mi santuario privado. Ahora se acercaba a mi mesa, y honestamente, pensé en golpearle en la boca si se atrevía a abrirla. Aunque sabía que no lo iba a hacer. Soy violento solo por dentro, pero no por fuera donde todos lo podrían ver. Esperé que él iba a entenderme y quedarse lejos, pero seguía acercándose. Por fin se paró delante de la mesa y comenzó a jalar una silla. "¿Te molestaría si te acompaño?"

¡Por supuesto que me molesta! ¡Fuera de aquí! ¡Tú me has traído solo problemas desde el día que te conocí! - Pero mi filtro "amable" borró todos estos pensamientos antes que alcanzaran mi boca. Lo que salió fue: "Pienso que preferiría estar solo."

El pareció sorprendido. Suavemente volvió a poner la silla en su lugar, y dijo con su voz amable: "Está bien, Jacob. Podemos hablar en otra oportunidad." - Dejé escapar un suspiro enojado cuando él rodeó la mesa hacia mí y puso su mano sobre mi hombro. "Solo quiero que sepas cuánto lo siento todo lo que estás pasando. Realmente me preocupo por ti." - Después se dirigió hacia la puerta.

Miré fijamente su espalda mientras se alejaba. Hubo una batalla dentro de mí. La mayor parte de mí le quería estrangular antes que dijera una palabra más. Pero una pequeña parte de mí desesperadamente quiso saber lo que él tendría que decir acerca de los problemas que me agobiaban. Si él iba a salir, yo no sabía cuándo le iba a encontrar nuevamente. Cuando él apretó la manilla de la puerta, me escuché gritar: "Juan, ¡espera!"

El se volteó y miró. - "Lo siento que he sido tan rudo. Podemos hablar un poco si quieres."

"¿Estás seguro, Jacob? A veces es lo mejor quedarse solo en tiempos como este."

"Ya estoy cansado de estar solo..." Mis palabras se ahogaron en un llanto incontrolable. No pude decir nada más, porque las lágrimas fluyeron como de un manantial abierto. Mientras Juan se acercaba, me sentía avergonzado y tonto, porque nunca había llorado ni siquiera en mis peores momentos. Intenté parar el llanto, pero no pude, y Juan vino y puso sus manos sobre mis hombros.

"Está bien", dijo, "estarás bien." Pensé que le esuchaba orar a voz baja, pero no podía comprenderle. Eran quizás solo cinco minutos, pero me parecían como veinte, antes que pude controlarme. Nunca me he sentido cómodo mostrando tanta emoción ante otras personas, pero Juan parecía completamente calmado en medio de ello. Esperaba pacientemente hasta que el dolor terminó por sí mismo.

Entonces se sentó a mi lado. Ni siquiera intenté esconder mi ira ante él. ¿Cómo podía Dios permitir todas estas cosas horribles, cuando yo intentaba levantarme por él? Y dejar que mi hijita pasara por todo esto, y ni siquiera puedo pagarlo. Yo había pedido a Dios que la sanara, que provea por mi familia, y que destruya a mi anterior amigo por todo lo que él había hecho para herirme. Sabía que la última petición era un poco sospechosa, pero David también había orado así muchas veces en los Salmos. - "Y además, Juan, ¡estoy molesto contigo! Cada vez que tú apareciste en mi vida, todo explotó en mi cara. Nunca he estado más frustrado con mi vida espiritual, y nunca he estado más aislado de la iglesia. ¡Y ni siquiera tengo ingresos! ¿Qué clase de vida en Cristo es esta?

Juan no reaccionó; solo apoyó su espalda en la silla y me miró con estos ojos penetrantes. Yo deseaba que él se iba a molestar también y defenderse, pero no lo hizo. Apoyó su cabeza en sus manos y suspiró. "¡Yo sé que no es fácil en este momento, Jacob! Estos tiempos nunca son fáciles. Solo intenta recordar que estás en el medio de una historia, no en su final."

"¿Qué significa esto?"

"Dios está haciendo algo en ti, para responder las oraciones más profundas que alguna vez oraste. Sí, este proceso ha traído un dolor increíble a tu vida. Pero él no te ha abandonado, Jacob. ¡Lejos de eso! El te mantiene en sus manos hoy tan firmemente como siempre."

"No me siento así en absoluto. Me siento como si él hubiera volteado en mi contra toda arma que tiene." - Después añadí con cinismo: "Yo sé, los sentimientos no importan."

"Al contrario, ¡importan mucho! Pero el hecho de que tú no puedes sentir como él te sostiene, no cambia el hecho de que él sigue haciéndolo. Esto solo significa que tus sentimientos están sintonizados con la frecuencia equivocada. No estoy seguro si este es el mejor momento para hablar de esto; pero Dios quiere que te dés cuenta de algunas cosas que siguen haciéndote tropezar."

"Bueno, entonces supongo que no estoy tan enojado contigo, ¡sino con él! No quiero que él utilice mi vida como una pelota que todo el mundo puede patear."

"No, él no es así. Yo sé que te sientes como si hubieras perdido todo lo que valoras, y en muchos aspectos es así. Pero tú has pedido conocerle tal como él es, y esto siempre tiene consecuencias. Siempre es más fácil jugar el juego de la cultura, incluso su juego religioso, que descubrir quien es Dios realmente y como quiere él caminar contigo."

"Pero antes yo por lo menos sabía como pagar las cuentas", repuse.

"O por lo menos pensabas que lo sabías."

Suspirando, miré a Juan. Esto era lo que yo odiaba en nuestras conversaciones. El podía dejar caer un comentario como este, y yo me quedaba perdido preguntándome qué quería decir. Parecía que él no quería explicarse hasta que yo le preguntaba, y yo no estaba seguro si quería saber más. Podría excusarme diciendo que tenía que ver a Andrea.

Hubo silencio por mucho tiempo. Determiné no preguntarle nada. Por fin, Juan bajó la cabeza con una pequeña sonrisa: "Pero estabas siempre frustrado, ¿no cierto?"

"¿Cuándo? ¿Frustrado con qué?"

"Jugando al juego religioso. Nunca te satisfizo, ¿no cierto? ¿No te ibas a dormir cada noche frustrado porque Dios no hizo lo que esperabas de él?"

"No siempre", respondí. "Recuerdo unos tiempos increíbles cuando Dios me mostró su bondad."

"Estoy seguro que esto es verdad; ¿pero permanecía esto?"

"No, y esto es lo que me enloquece. Justo cuando pienso que las cosas realmente van a mejorar, todo se malogra. Todavía no encontré la realidad de la vida cristiana como lo leo en las Escrituras. No lo entiendo. Aun conocerte a ti, comenzó con tanta promesa, y ahora es tan frustrante como todo lo demás que lleva el nombre de Dios."

"¿Y por qué piensas sucede esto?"

"Escucha, Juan, si tienes algo que decirme, simplemente dímelo. No tengo las fuerzas para jugar juegos de palabras contigo."

"Lo siento, Jacob." dijo Juan, mientras agarró mi mano. "Nunca tuve la intención de jugar estos juegos contigo."

"¿Qué sucede entonces, Juan? Después de todo lo que hice en los últimos meses para estar bien con Dios, yo pensaría que podría tratarme mejor. No tengo trabajo. Mi reputación fue destruida ante personas que conozco desde hace más de veinte años. Laura y yo estamos peleando, y mi hija casi muere esta mañana."

"¿Entonces piensas que Dios te debe algo mejor?"

"¿Acaso no? ¿Por qué debería yo esforzarme tanto por seguirle, si él no puede cuidarme?"

"Entonces esto es", respondió Juan. "Creciste con la idea de que tu bondad puede controlar la manera como Dios te trata. Si haces tu parte, él tiene que hacer la suya."

"¿Y esto no es verdad?"

"Jacob, Dios cumple con su parte todo el tiempo. El te ama más que cualquier otra persona, y nunca retirará su mano de tu vida. A veces nosotros cooperamos con él y a veces no, y esto puede afectar la manera como las cosas resultan. Pero no pienses que puedes controlar a Dios por medio de tus acciones, porque él no es así. Si nosotros pudiéramos controlar a Dios, él sería como nosotros. Es mucho mejor dejarle actuar como él mismo."

"Pero mira todos estos problemas, Juan. He intentado hacer todo lo correcto, y no me ayudó en absoluto."

"Pero te ayudó de maneras que todavía no sabes. Dios te está liberando de las cosas que eran tu seguridad en el pasado. Estas cosas impedían que Dios fuera para ti el Padre que tú deseas, y de todos modos eran esperanzas falsas. Perderlas es siempre doloroso, y sé que estás sufriendo más que la mayoría de la gente ahora mismo. Pero me preocupa mucho tu idea de que Dios se haya vuelto en tu contra."

"¿Qué otra cosa puedo pensar? Yo pensaba que Dios me iba a aclarar las cosas, y pensaba que esto traería más gozo y paz a mi vida. Pensé que a otros les gustaría tanto como a mí. Pero no les gusta, y me pregunto si no he sido engañado yo mismo. Si esto fue de Dios, ¿no piensas que las cosas mejorarían?"

"Sí lo pensaría, y pienso que las cosas están mejorando."

Apenas pude contenerme. "¿Cómo puedes decir esto? ¿Eres una especie de idiota? ¡Mira todo lo que estoy pasando!"

"Admito que tus circunstancias se ven muy mal ahora. Pero esto no es lo único a considerar. Estás en una carretera nueva, pero todavía estás mirando las señales antiguas. Pienso que Dios te está enseñando que aquellas señales antiguas son solo mitos, inventados para sostener un sistema que se está muriendo. Como estás descubriendo, estas señales antiguas realmente no funcionan."

"¿Qué mitos?"

"Por ejemplo, tú piensas que el sufrimiento es una señal del desagrado de Dios. ¿No fue este el error de Job? A menudo, el sufrimiento indica que Dios nos está liberando de algo, para que le sigamos con más libertad. Caminar en su vida significa que siempre irás en contra de la corriente. No esperes que tus circunstancias se conformarán fácilmente con este viaje. Al contrario, te resistirán cada rato. Dios quiere enseñarte a caminar con él a través de todas estas cosas, para que puedas conocer un gozo y una paz que van más allá de las circunstancias de tu vida."

"¿Pero no promete Dios bendecir a aquellos que siguen sus caminos?"

"Ciertamente, pero él no define estas bendiciones a tu manera. El te está guiando en un viaje mucho más grande de lo que ahora entiendes. Sigue siguiéndole, y te asombrarás de lo que él hará en ti. Lo más difícil que aprenderás, es abandonar la ilusión de controlar tu vida, o que puedas manipular a Dios para que él te bendiga."

"¿Es esto lo que quisiste decir acerca del pagar mis cuentas?"

"Sí. Dios proveerá por ti. El siempre lo hizo, pero tú no lo sabes. Aunque no tienes seguro ni trabajo, esto no significa que Dios te haya abandonado. Aunque otros estén destruyendo tu reputación, esto no significa que ellos tengan la última palabra. Dios no es una hada madrina que mueve su vara mágica para hacerte feliz. No llegarías lejos en esta vida si cuestionaras su amor por ti, cada vez que él no actúa como tú lo esperas. El es tu Padre. El sabe lo que necesitas, mucho mejor de lo que tú mismo lo sabes. El es un proveedor mucho mejor de lo que tú sabes. El te está haciendo entrar en su vida, y en vez de salvarte de estos problemas, él decidió usarlos para mostrarte la verdadera libertad y la verdadera vida."

"¿Entonces le gusta verme sufrir?"

"Espero que sepas mejor como para decir esto. El agoniza junto contigo en este mismo momento. ¿Cómo podría ser diferente? El te ama. El no hace esto en tu contra; él usa la maldad de este mundo para lograr algo más grande dentro de ti. Una vez que sabes esto, las circunstancias adversas ya no pueden herirte. Le encontrarás en medio de estas circunstancias, y le verás cumplir su propósito sin que tú puedas controlarlo. Es allí donde su vida comienza a echar verdaderas raíces en ti."

"Pienso que preferiría simplemente ser feliz", dije con una pequeña risa. Fue mi primer intento de humor en los últimos días, y me hizo bien.

"Pero la felicidad es un sustituto pobre por ser transformado en su imagen, ¿no te parece?"

"¡Yo sé! Pero esto no es fácil."

"Sí, mi amigo. Pero quizás tú lo haces aun más difícil, cuando piensas que Dios está en tu contra. ¿Qué si supieras que él está en medio de esto contigo, y te está guiando hacia la plenitud de vida en él, exactamente como le pediste?"

Tuve que pensarlo por un minuto. "Entonces seguramente no estaría tan abrumado."

"Sí. Y podrías disfrutar de su presencia, aun en medio de todo esto. Te estás perdiendo lo que sabía cada autor del Nuevo Testamento: aunque Dios no causa nuestros sufrimientos, él los usa para liberarnos en lo más profundo de nuestro ser. Si caminas con él a través de todo esto, en vez de alejarle con tus acusaciones, te sorprenderás de lo que él hará."

"Pero siempre no sé como pagar la cuenta del hospital."

"¡Pero él lo sabe, Jacob! El ya está trabajando en eso. Aunque tú no lo puedes ver todavía, esto no cambia esta realidad."

"Esto estaría bien para mí, si no tuviera que ver a mi hija pasar por todo esto. No puedo imaginarme que él haya permitido su enfermedad para tratar conmigo."

"No, Dios no es así. Andrea tiene su propio viaje con Dios, y él la guiará a través de todo esto también. Tú no puedes impedir el sufrimiento de ella; y Dios no causó su lucha por tu causa. Pero no creo que vuelvas a verla con asma otra vez."

"¿De verdad? ¿Por qué dices esto?"

"Vine al hospital esta mañana para visitar a un amigo mío, cuya vida está llegando a su fin. Así me enteré de que tú estabas aquí. Te vi a ti y a tu esposa teniendo una pequeña discusión a la puerta de la habitación de Andrea."

Inmediatamente me recordé de aquel intercambio. Ambos habíamos estado bajo las mismas presiones, y habíamos empezado a desquitarnos el uno con el otro. Me sentí mal, pensando que Juan nos había visto. - "No fue bonito, ¿no cierto?"

"No te preocupes de eso, Jacob. Ustedes dos están en una situación difícil, y ciertamente no les voy a juzgar por la manera como lo manejan. Solo pensé que no era el mejor momento para interrumpir. Volví un poco más tarde para ver si podía encontrar a uno de ustedes, y encontré a Andrea sola, luchando por aire. Sus ojos estaban llenos de miedo. Fui donde ella y pregunté si podía orar por ella. Ella asintió, y oré. El tiempo tendrá que mostrarlo, pero pienso que su asma se fue."

"¿La sanaste?"

"¡Como si yo pudiera hacer esto! No, pero estoy bastante seguro de que Dios la sanó."

"¿Hablas en serio? He orado mil veces por esto, y él no lo hizo por mí."

"¿Quién dice que no lo hizo? Yo simplemente añadí mi oración a la tuya."

"¿Pero por qué no lo hizo una de las otras mil veces que le pedí?"

"Es porque esto no está bajo tu control, Jacob, ni bajo mi control. Solo él está en control. Una sanidad no es magia. Mientras aprendemos a vivir en él, llegamos a colaborar con lo que él hace. Estuve simplemente orando para que ella pueda respirar con más facilidad y tener la paz de Dios, pero estoy convencido de que Dios hizo aun más que esto."

"¿Por qué?"

"No sé como describirlo, excepto de que sentí que el asma se fue de ella. Pienso que ella también lo sabe. Comenzó a respirar tan fácilmente como tú. El miedo en sus ojos desapareció, sonrió, y se calmó."

"Por eso la encontré dormida hace poco. Pensábamos que finalmente los medicamentos tuvieron efecto."

"Seguramente lo tuvieron, pero Dios decidió hacer algo más."

"Sería grandioso si es verdad. No me gusta verla sufrir. Pero tú me estás diciendo que debo estar feliz, no importa lo que Dios hace."

"No es esto en absoluto lo que dije, Jacob. Solamente te estoy ayudando a ver cuál podría ser el propósito de Dios en tus circunstancias. El no necesita que tú aparentes ser feliz. Tú tienes unas preguntas honestas y unas luchas profundas a solucionar. No escapes de tu dolor, ni intentes esconderlo ante Dios. Esto no le impresionaría, y no te ayudaría a ti. Lleva tu enojo a Dios. El sabe como guiarte a través de todo esto, hasta que veas su gloria de maneras que nunca soñaste."

En este momento, la puerta de la cafetería se abrió. Una enfermera rebuscó el ambiente con sus ojos. "¿Eres tú, Juan?"

"Sí", respondió él.

"Dijiste que querías saber cuando el estado del señor Philips cambie. Pienso que se está acercando."

"Gracias. Ya subiré." - Se volteó hacia mí. "Tengo que irme ahora. ¿Por qué no vas a ver a Andrea, y duermes un poco?"

"Pero no estoy seguro si he comprendido todo."

"Esto no sucederá ni en las próximas horas. Este es un viaje de toda la vida, Jacob. Aprender a dejar tu ilusión de control, y dejar que Dios actúe a su manera, no es fácil para ninguno de nosotros. Esta no es la última lección."

"Pero siempre no sé qué hacer acerca de mi trabajo o iglesia o alguna otra cosa", dije, mientras mi lista de preguntas sin resolver volvió a aparecer en mi mente. Quería que Juan me diese una dirección.

"Déjame hacerte una pregunta, Jacob. ¿Hay algo que te falta para vivir este día?"

"Necesito un trabajo. Necesito pagar esta cuenta", y señalé el hospital alrededor de nosotros.

"O necesitas la confianza de que el Padre ya sabe esto, y que él te ama lo suficiente para resolver esto contigo. Tienes todo lo que necesitas hoy, solamente que todavía no tienes todo lo que necesitas hasta el fin del mes. Pero para allí faltan todavía muchos días."

"En esto tienes razón", tuve que admitir.

"Esto es todo lo que él nos promete, Jacob. Cuando puedas confiar en su amor en cada momento, entonces sabrás realmente como vivir libre". - Juan se levantó de la mesa, y yo también me levanté para despedirle con un abrazo.

"¿Pero dónde encuentro esta clase de fe?"

"No lo encontrarás. Es algo que Dios crea en ti, aun en las mismas circunstancias que tú desprecias. Simplemente sigue viniendo a él, y mira lo que él hará. El es el Padre que te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo, y aun te ama más de lo que te amas a ti mismo. Pídele que te ayude a ver cuánto él te ama. Esto hará toda la diferencia." - Entonces señaló hacia la puerta. - "Tengo que ir."

Nos abrazamos, y él se dirigió hacia la puerta. Recogí unas cosas y le seguí. No podía esperar ver a Andrea. Mientras caminé hacia su habitación, decidí vivir el resto de mis días creyendo que el amor del Padre estaba conmigo en cada circunstancia, y ya no cuestionarlo. Todavía no sabía cuánto iba a necesitar esto.

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente