¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?

Por Jacob Colsen

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente

Capítulo 8: Mentiras inadmisibles

No tenía ninguna idea de qué hacer con la información que acababa de enterarme. Por fin tuve una ventaja sobre mi pastor antiguo, pero ahora no sabía qué hacer. Si lo hubiera sabido un año antes, no lo hubiera pensado dos veces.

Todo sucedió en un encuentro por casualidad en el supermercado. Yo había comprado un regalo para mi esposa y un almuerzo al paso, antes de ir a una cita a las 1:30. Mientras comí, apareció un vestido rojo delante de mi mesa, y vi una cara conocida, una que no había visto por un buen tiempo.

"¿Puedo hablar contigo por un momento?" preguntó Diana, muy agitada y mirando alrededor como si fuera perseguida por la policía.

"Claro que sí, toma asiento", dije con la boca llena, mientras acomodé mis cosas para darle espacio. Ella se sentó despacio, y no pude evitar notar cuan hermosa era, con su cabello largo, oscuro cayendo sobre sus hombros, y sus ojos azules vivaces. Pero sus cejas fruncidas, sus labios apretados y la tristeza en sus ojos me dijeron que ella no estaba bien. Yo la había conocido como una mujer joven, exuberante, que llegó a Kingston por sus estudios. Después de su graduación se casó con un hombre que comenzó a abusar de ella tan pronto como eran casados. Ella por fin se divorció, y nuestra congregación la había acompañado durante ese tiempo feo. Esto fue hace casi tres años. Desde entonces no la había visto.

"¿Estás bien?", pregunté.

"Estoy viviendo un día a la vez, pero no es fácil. Pero vine para ver como estás. Escuché lo que hizo Jim contigo, y he estado tan preocupada por ti y por Laura. ¿Están bien ustedes?"

"Gracias, Diana, por preguntar. Esto significa para mí más de lo que tú piensas. Ha sido muy difícil. Con dificultad pude volver al negocio, y estamos extrañando a mucha gente. Algunos de ellos siguen evitándonos en público, y otros reparten rumores horribles acerca de nosotros."

Diana rebuscó otra vez todo el ambiente con su mirada, y jugó nerviosamente con su cabello. Después de un silencio incómodo, ella se acercó y dijo a voz muy baja: "Probablemente no debería decirte esto. Estoy tan avergonzada, y he jurado que nunca lo iba a contar a nadie." - Ella mordió su labio y miró al vacío, buscando las palabras apropiadas. - "Acerca del pastor Jim ..." - Ella luchó por retener el llanto que empezó a subir dentro de ella. - "Hay algo que tú no sabes..." Su voz se perdió.

Agarré su mano que estaba sobre la mesa. "Está bien, Diana. No necesitas decírmelo si te incomoda."

"El se aprovechó de mí", dijo ella repentinamente y comenzó a llorar. Yo intenté pensar en algo que podía preguntarle, cuando ella volvió a controlarse lo suficiente para continuar. "Intenté no decirlo a nadie, pero cuando te vi aquí solo, supe que tuve que decírtelo."

Me contó que había tenido un romance de tres meses con Jim. Durante el divorcio, y hasta casi un año después, ella había vivido en un cuarto aparte de su casa. Hacia el fin de su tiempo allí, ellos comenzaron una relación, y él incluso le dijo que estaba dispuesto a abandonar a su esposa por causa de ella. Ella todavía sentía un conflicto fuerte por lo que había pasado, y vacilaba entre culparle a él y culparse a sí misma. - "No debía haberme quedado allí. Fue una tentación demasiado grande para él, especialmente en los problemas que él tenía con su esposa. Ellos discutían todo el tiempo. Una mañana desperté, sabiendo que yo no quería ser esta clase de persona, y me fui de su casa." - Las lágrimas corrieron por sus mejillas.

Yo no sabía qué decir. Me recordé de una conversación que había tenido con Jim, cuando Diana se había ido de su casa y ya no venía a la iglesia. Le había preguntado si algo había pasado con ella, y él solo había dicho: "Ella sentía que una congregación más jóven era mejor para sus necesidades." Esto me parecía raro, en vista de que eran amigos.

Ella se levantó para irse. "No he dicho esto a nadie, y estaré dispuesta a negarlo si tú lo niegas, pero pensé que necesitas saberlo."

La detuve por un rato: "Espera. Lo siento tanto por ti. ¿Hay algo que puedo hacer ...?"

"Por favor, ni lo intentes", dijo ella. "Tengo que irme. Lo siento tanto."

Me senté, muy pensativo. Yo siempre me había preguntado cómo mi relación con Jim pudo haber cambiado tan rápidamente. Pero esta noticia no me alegraba. Ya no tuve apetito y dejé el resto del almuerzo en el plato. Cuánto más pensaba, más me enojaba. Entonces el hombre que había mentido acerca de mí, estaba viviendo una mentira él mismo.

Al levantarme, volví por primera vez desde un buen tiempo a rebuscar el ambiente por la persona de Juan. Habían pasado casi cuatro meses desde nuestro encuentro en el partido, y yo pensaba en él siempre con mucho aprecio por las cosas que él me había ayudado a ver. Esta noticia me hizo desear hablar con él nuevamente.

No pude ver a Juan, y me frustré porque él nunca me había dado una manera de contactarle. No tenía ni su teléfono ni su dirección. Atravesé el supermercado para salir. Al pasar por el pilón en el centro, de repente le vi. Estaba sentado en una banca con un bebé jugando en su regazo, mientras hablaba con un hombre joven. Le miré sonriendo. Juan siempre encajaba tan naturalmente en su entorno.

Mientras me acercaba, el joven se levantó, estrechó la mano de Juan, recogió a su bebé y lo puso en un cochecito. El niñito se volteó para despedirse de Juan, moviendo sus manos en el aire, y Juan respondió con una sonrisa. Me senté a su lado. El me miró sorprendido, y su sonrisa se hizo más grande. "Jacob, qué bueno verte."

"No puedo creer que estés aquí", dije. "Justo estaba pensando en ti." Y señalando al joven con el bebé que se alejaban, pregunté: "¿Son amigos tuyos?"

"Podrían serlo ahora. Acabo de encontrarle en la banca donde esperaba a su esposa. Tuvimos una conversación agradable mientras jugábamos con Jason. El piensa que todavía no conoce a Dios, pero esto es solamente porque todavía no ha reconocido su mano en su vida. Pero esta es otra historia. ¿Cómo te va, Jacob?"

"No vas a creer lo que acabo de escuchar."

"¿Acerca de qué?"

"¿Te recuerdas que una vez me preguntaste qué cosa escondía mi pastor, cuando él empezó a distanciarse de mí? Bueno, acabo de descubrir que tenía un romance con una mujer que vivía en su casa mientras pasaba por un divorcio."

La sonrisa de Juan se apagó, y dio lugar a una expresión muy preocupada. Unas lágrimas aparecieron en sus ojos, y le escuché suspirar a voz muy baja: "Oh Dios, perdónanos." - ¿Por qué yo me sentía entusiasmado acerca de algo que a él obviamente le dolió tanto?

"¿Lo sabes con certeza?" preguntó Juan.

"La mujer involucrada se me acercó hace unos minutos y me lo dijo. Dijo que pensaba que yo necesitaba saberlo."

"¿Cómo estaba ella?"

"No se veía bien, pero no se quedó para hablar. Se fue corriendo tan pronto como me lo había dicho."

Pude ver el dolor en los ojos de Juan. Después de un silencio incómodo, él volvió a hablar. "¿Qué harás acerca de eso?"

"No sé. Por eso quise hablar contigo. Estoy seguro de que él debe ser confrontado. Esto me reivindicará por fin."

"¿De qué manera?"

"Demostrará que él es falso. Entonces todos lo sabrán."

"¿Estás seguro de que quieres hacer eso?" - Los ojos de Juan se habían llenado de lágrimas.

"No, no lo quiero", dije, pero no sonó tan sincero. "¿Pero no debería alguien hacerlo?"

"Esto no te corresponde decidir. Tú eres responsable solamente por lo que tú tienes que hacer."

"Pero nadie más lo sabe, Juan, excepto la mujer. Y no creo que ella hará algo." - Juan quedó callado por un tiempo.

"¿Qué piensas tú que debo hacer?" pregunté por fin.

"No puedo decirte qué hacer, Jacob. Pero pienso que no debes asumir lo que es mejor, sino preguntar al Padre lo que él quiere. Pero esto ciertamente no es nada para sentirse triunfador."

"Espero que no me he expresado así", dije.

Juan encogió los hombros. "¿Qué importa cómo te expresaste? Solo importa lo que es."

"Pero quiero que este sistema fracasado sea expuesto tal como es. El me defraudó a mí, a esa mujer, y a la gente que asiste allí, y se puede salir con la suya."

"Nadie se puede salir con la suya, Jacob. El está pagando por sus errores de maneras que tú nunca te puedes imaginar. No olvides que el pecado es siempre su propio castigo. Hace que él sea menos el hombre que Dios quiere que sea, y destruye a otros alrededor de él, aunque no saben por qué. La gente ya se da cuenta de lo vacío que él es, y de su lucha."

"¿Pero no debe ser expuesto por lo que hizo? Quiero que la gente vea la verdad."

"¿Todavía no la pueden ver, Jacob? Con todo, él es quien es, no quien aparenta ser."

"Pero las cosas no parecen así. La gente piensa que él es un hombre piadoso."

"Allí está el punto, ¿no cierto? Cuando no estás contento con la realidad, siempre te preocupas por la manera como las cosas parecen."

"No lo pienso, Juan." - Yo mismo me sorprendí por el enojo en mis palabras. El me estaba quitando la mejor arma que había tenido desde hace un año. - "El debe ser visto tal como es."

"¿Acaso esto no ha sucedido ya? El ya ha traicionado una amistad para protegerse a sí mismo, y ha mentido a una congregación para desacreditarte. ¿No emana ya la arrogancia de toda su vida? ¿Por qué es peor para ustedes los evangélicos cuando es algo sexual?"

Admito que él me sorprendió en este punto. Yo pensaba que un fracaso sexual era peor que cualquier otra cosa. Después de un silencio sorprendido, respondí entre dientes: "Bueno, esto por lo menos lo hace obvio."

"No te enojes conmigo. Yo no lo hice."

"Lo siento, Juan. Solo estoy frustrado por la manera como respondes a esto. Yo pensaba que esto ayudaría para ganar gente para nuestro lado."

"¿Cuál lado?"

"¡Tú lo sabes! Los que se oponen al falso sistema de la religión organizada, y se comprometen a seguir el modelo del Nuevo Testamento de las iglesias en casa."

"Esto no suena como un lado donde yo quisiera estar. ¿Alguna vez me escuchaste hablar así?"

Ahora yo estaba casi furioso por la manera como Juan había llevado esta conversación. - "Tú eres quien me ayudaste a ver los fracasos de la religión organizada."

"Es una cosa comprender el fondo de las cosas, y es otra cosa muy diferente estar en contra de ellas. Sí, estoy muy a favor de que los creyentes aprendan a caminar juntos en una comunión verdadera. Pero todavía ni hemos empezado a hablar de cómo esto podría suceder."

"¿Y acaso no produce este sistema siempre lo mismo - hombres como Jim, que pretenden ser líderes mientras mienten y devoran a los demás? Estoy harto de ello, Juan."

"No todos ellos son falsos, Jacob. No todos los grupos se vuelven tan destructivos como el tuyo. Aquellos que ven a los líderes como si tuvieran alguna unción especial, son los que más caen en el engaño. Parece que aquellas personas que reciben más autoridad humana, son las que menos saben decir 'no' a sus propias codicias y deseos. Pero no todos terminan así. Algunos son verdaderos siervos que quieren ayudar a los demás, y han llegado a creer que esta es la mejor manera de hacerlo. Hay que distinguir entre el fracaso del sistema, y los corazones de las personas que están dentro.
Cualquier sistema humano, finalmente va a deshumanizar a la misma gente a la que pretende servir; y los que resultan más deshumanizados son aquellos que piensan que lo están dirigiendo. Pero no todos están entregados a las prioridades del sistema. Muchos caminan dentro del sistema sin entregarse a él. Ellos viven en la vida del Padre y ayudan a otros con su gracia, cuando él les da la oportunidad."

"No me importa todo eso, Juan. Solo quiero que el fracaso de Jim sea expuesto ante el mundo." - Sentí como mi cara se calentaba de ira, y mis manos formaron puños.

"¿Por qué estás tan enojado, Jacob?"

Por fin me relajé, y suspiré profundamente. Realmente no quise pelear con Juan. Quise escuchar lo que él tenía que decir. - "No estoy seguro qué quieres decir", dije, más averiguando que defendiéndome.

"No sé. Tu respuesta a lo que dije me parece desproporcionada en relación a lo que estábamos hablando. Me gustaría saber qué más te está frustrando."

Pensé por un momento. "Lo único que pensé haber entendido por fin, fue ya no dejarme tiranizar por las opiniones de la gente. Durante las últimas semanas ya no sentí esa vergüenza al encontrarme con gente de mi antigua congregación. Esto me ha bendecido."

"Y así debe ser", dijo Juan sonriendo.

"Pero ahora tú has volteado todo esto en contra de mí. Tú solo piensas que quiero vengarme de Jim."

El puso su brazo sobre mi hombro. "No, Jacob, esto no es verdad. Créeme, yo sé cuan duro es esto. Pienso que estás pasando increíblemente bien por esta transición. Solo quiero que no lo hagas más difícil para ti mismo."

"Me parece que estoy luchando en muchas áreas, Juan. Volver al negocio ha sido como un juego al azar. La semana pasada, un gran negocio se deshizo en el último minuto. Me hubiera dado seguridad para varios años. Apenas llego al fin del mes, y nunca sé como pasar el siguiente. Yo esperaba ya tener una vida mucho más estable ahora."

"¿Quizás estás buscando la estabilidad en el lugar equivocado?"

No me gustó tener que preguntar: "¿Qué significa esto?"

"Jacob, tú estás acostumbrado a medir la estabilidad por tus circunstancias, y por tu capacidad de ver con meses de anticipación cómo saldrán las cosas."

"¿Y esto está mal?"

"No diría que está mal. Solo diría que esto no te ayudará a caminar en este reino. Cuando miramos al futuro, no escuchamos al Padre. Cualquier cosa que hacemos para garantizar la estabilidad según nuestras propias ideas, nos quitará la libertad de simplemente seguirle hoy. Recurrimos a nuestra propia sabiduría, en vez de seguir la suya. La libertad más grande que Dios puede darte, es confiar en su capacidad de cuidarte cada día."

"Esto es donde siempre me confundo, Juan. Tengo suficiente para hoy - suficiente dinero para cubrir nuestras necesidades, suficiente comunión para animarme hoy, y suficiente gracia para soportar los rumores. Pero cuando miro más allá, me preocupo. No veo cómo resultará esto a largo plazo."

"Todos hemos estado en esta situación, Jacob, y lo comprendo. Pero esto es porque todavía no podemos ver lo que Dios hará. Solo podemos ver lo que nosotros podemos hacer. Tú piensas que exponer el romance de Jim arreglará todo, cuando en realidad no arreglará nada. La gente que no puede ver su arrogancia, tampoco se convencerá de su fracaso moral. Si él ya ha sido infiel, tampoco le importará mentir acerca de eso."

"Nunca he pensado en esto. Pero me molesta que la gente piense que él es tan justo."

"Pero ellos solo piensan que es así. Es una ilusión, y aunque las ilusiones pueden ser poderosas, siguen siendo ilusiones."

"Pero la mayoría de la gente vive en estas ilusiones."

"Solo porque ellos lo quieren, Jacob. Yo no quiero que tú vivas así. Tu pareces ahora como el chico malo, pero sabes que no es verdad. Tú pareces estar al borde de la bancarrota, pero no lo estás. No permitas que las apariencias se vuelvan tu realidad."

"Pero quiero que los demás sepan la verdad, Juan. ¿Por qué deberían seguir viviendo en sus ilusiones?"

"Si el Padre quiere que sepan la verdad, la sabrán."

"Pero yo soy el único que lo sabe, excepto los dos que tienen todo el interés en esconderlo."

"Sí, así es como parece, Jacob."

"Pero si nosotros no hacemos nada, Dios tampoco puede hacer nada. Por lo menos esto es lo que siempre aprendí."

Juan se rió. "Y esta es la mentira más grande que escuché hoy."

"¿Realmente?"

"¡Realmente! Dios tiene tantas maneras de hacer lo que quiere hacer."

"¿Pero no somos nosotros parte de ello, Juan?"

"Somos parte, pero no la parte más grande. Solo necesitamos hacer lo que Dios pone en nuestro corazón que hagamos. Dudar de su capacidad de obrar más allá de nuestras posibilidades, no es la mejor manera de escucharle. La gran mentira de este universo quebrantado, es que no podemos confiar en Dios y que tenemos que ver por nosotros mismos.
Esta es la mentira que atrapó a Eva. La serpiente la convenció de que no podía confiar en Dios, y que Dios tenía motivos malos. Al no confiar en Dios, ella hizo lo que le parecía lo mejor para ella misma. Pero el tiro salió por la culata, ¿no cierto? Esto siempre sucede, Jacob. Nuestros peores momentos vienen cuando agarramos para nosotros algo que el Padre no nos ha dado.
Debemos vivir en su capacidad, no en la nuestra. Recuerda lo que dicen las Escrituras acerca de su capacidad: 'Y Dios es capaz de hacer abundar toda gracia sobre vosotros, para que en todas las cosas y en todo tiempo, teniendo todo lo que necesitáis, abundáis en toda buena obra.' - 'Ahora, al que es capaz de hacer sobremanera más que todo lo que pedimos o imaginamos, según su poder que obra en nosotros ...' - 'Sé en quien he creído, y estoy convencido de que él es capaz de mantener lo que le he encomendado en aquel día.' - 'Por tanto, él es capaz de salvar completamente a los que se acercan a Dios por medio de él, porque él vive para siempre para interceder por ellos.' - Y, 'él es capaz de manteneros sin caída, y de presentaros ante su presencia gloriosa sin mancha y con gran gozo.'
Entonces, hay un tremendo montón de capacidad que se desperdicia cuando pensamos que tenemos que hacer todas estas cosas nosotros mismos. Nuestros problemas más grandes vienen cuando intentamos hacer algo para Dios que creemos que él mismo no puede hacer."

"Entonces ¿qué haré, quedarme sentado y esperar a Dios?"

"¿Quién dijo algo de quedarte sentado? Aprender a confiar en el Padre es la parte más difícil de este viaje. No tenemos ninguna idea de las acciones que la confianza produce. Mientras le sigas, Jacob, encontrarás que harás más que nunca. Pero no será la actividad frenética de una persona desesperada; será la simple obediencia de un niño amado. Esto es todo lo que el Padre desea."

"¿Se aplica lo mismo a la comunión, Jacob?"

"Es aun peor allí. Cuando un grupo de creyentes actúan juntos por miedo de que Dios no obrará por ellos, en vez de confiar en él, entonces resulta una mentalidad grupal con resultados aun más desastrosos. Ellos confundirán su propia agenda con la sabiduría de Dios. Puesto que buscan la afirmación unos de los otros, nunca lo cuestionarán, aun cuando las consecuencias dolorosas ya son obvias."

"Esto da miedo, Juan."

"Lo he observado por muchos, muchos años. He visto el nombre de Dios puesto sobre las absurdidades más increíbles."

"¿Y esto no te enoja?"

"Sí, lo hizo, lo admito. Pero me he dado cuenta de que él es más grande que todo lo que nosotros podríamos hacer para ensuciar su nombre. Su propósito vencerá sobre los fracasos más grandes de la humanidad, a su favor."

"¿Qué significa esto para la comunión? ¿Te recuerdas que te hablé de esta iglesia en casa que comenzamos, la última vez que nos vimos?"

"Sí, ¿cómo va?"

"Comenzó muy bien, pero se ha enfriado un poco. La gente viene solo cuando les conviene, y cuando vienen, ellos esperan que alguna otra persona haga todo por ellos. Pasamos mucho tiempo simplemente mirándonos, intentando descubrir qué es lo siguiente que deberíamos hacer. La gente no es lo suficientemente comprometida para que funcione."

"Si esto necesita compromiso, ¿quizás algo les falta?"

"¿Por ejemplo?"

"No sé. Hambre ... realidad ... la presencia de Dios, quizás. Podrían ser muchas cosas, pero si no lo resuelven, entonces no importa lo que hagan juntos, no estarán celebrando la realidad de Dios, sino la sustituirán por otra cosa. Y no hay ningún sustituto por Dios mismo. Es por eso que tantas veces intentamos obligar a la gente que venga a una reunión, en vez de equiparlos para vivir en él. Cuando la gente descubre lo que significa vivir en el Padre, ellos no necesitarán ningún compromiso para tener comunión. El mismo será suficiente para hacerlo."

"¿Pero no es a través del cuerpo que aprendemos a confiar en él?"

"De hecho, es al revés. La confianza no fluye desde la vida del cuerpo; la vida del cuerpo comienza donde hay confianza."

"¿Y si la gente no sabe como confiar?"

"Ciertamente podemos ayudarnos unos a otros a crecer en la confianza; pero este crecimiento es un requisito para compartir la vida; no es su fruto. ¿Te recuerdas de tus tiempos en la Comunidad del Centro? ¿Cuántas decisiones y reglamentos se hicieron porque tenían miedo - de que la gente no venga, de que no estarían creciendo, de que no entrarían ofrendas, o de que la gente se desvíe y se pierda?"

"Probablemente 90%", respondí. - "La mayoría de nuestras discusiones tenían que ver con nuestras preocupaciones de que alguien cometería un error, que nos heriría a nosotros o avergonzaría la congregación."

"Entonces, 90% de lo que hicieron fue basado en el miedo, no en la confianza. Y tú contagiaste a los demás con la misma inseguridad, para mantenerlos involucrados. Todavía no has visto lo que puede ser la vida del cuerpo, cuando la gente crece en la confianza en Dios, en vez de vivir en miedo."

Yo había olvidado que tenía una cita a la 1:30, hasta que por casualidad miré el reloj en la pared del supermercado. Ya fue la 1:40.

"Tengo que correr, Juan. Tenía que encontrarme con un cliente en la oficina hace diez minutos. Pero quiero proseguir más con esto. ¿Puedes darme un número de teléfono donde te encuentro?"

"No puedo darte ningún número, Jacob. Estoy viajando demasiado para tener un teléfono."

"¿Correo electrónico?"

"No, lo siento."

"Tú quieres que confíe en el Padre para esto también?"

"El lo ha hecho bastante bien hasta ahora, ¿no cierto?" dijo Juan, guiñando con el ojo. Yo me reí para confirmarlo. "¿Entonces por qué no quedamos así?"

"Pero me gustaría que vengas a nuestra iglesia en casa para compartir algún día. Les he comentado acerca de algunas de nuestras conversaciones, y les gustaría conocerte."

"Me gustaría venir algún día. ¿Cuándo se reúnen?"

"Normalmente los domingos por la noche. ¿Podrías venir esta semana?"

"No, no estaré en la ciudad el fin de semana. Déjame pensarlo, y después te llamaré", respondió Juan.

Le di mi tarjeta. "Lo siento que tengo que correr. Pero por favor llámame." - Le escuché decir que sí, mientras corrí al estacionamiento donde estaba mi carro.

Un relámpago rojo llamó mi atención. Fue Diana, saliendo de una tienda, abrazada con un hombre que empujaba un cochecito. Era el mismo hombre que yo había visto con Juan antes. Ella le sonreía, y yo me quedé pensando de qué se trataba todo esto.

Capítulo anterior  Contenido    Capítulo siguiente