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LAS OVEJAS DEL PERÚ

Capítulo 6: ... e iglesias disfuncionales

Familias disfuncionales ... - - - - - Respuestas equivocadas a las heridas
Para hojear este capítulo:
Abuso espiritual
Autoritarismo: Las raíces
Poder en el sistema educativo
Autoritarismo en iglesias evangélicas
Manipulación y engaño
Desconfianza y denunciantes
Los niños: ¿"Forzadlos a venir"?
La inmoralidad del celibato
Sacerdotalismo
El complejo del super-líder
Asuntos de conciencia
Mentalidad de jaula
"Hay que mantener la apariencia"
"Yo sé más sobre ti de lo que sabes tú mismo"
Dios no hace copias, solo originales
Los padrinos ricos
Los evangélicos y la política

Lectura relacionada al tema de este capítulo:
-
"El control humano - Implicaciones para los últimos tiempos", por Kato Mivule
-
"¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?", por Jacob Colsen
Vea también:
Otro enfoque al abuso espiritual y temas relacionados:
"Machaira - La espada del Espíritu" (Documento PDF)

"¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida? ¿Y habéis de profanarme entre mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, matando a las personas que no deben morir, y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira?
Por tanto, así ha dicho el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando. Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy el Señor.
Por cuanto entristecisteis con mentiras el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartase de su mal camino, infundiéndole ánimo, por tanto, no veréis más visión vana, ni practicaréis más adivinación; y libraré mi pueblo de vuestra mano, y sabréis que yo soy el Señor."
(Ezequiel 13:18-23)

Abuso espiritual

La Biblia describe con frecuencia la iglesia en términos de una familia. Somos "hijos de Dios" (Rom.8:16), parte de la "familia de Dios "(Ef.2:19). y hermanos unos con otros (Mat.23:8). De hecho, gran parte de la vida de la iglesia primitiva se desarrollaba en las casas (=familias).
De allí podemos concluir que los principios espirituales y psicológicos que rigen una familia, se aplican también a la iglesia, especialmente a la congregación local. El consejero Jeff Van Vonderen ha aplicado, con éxito, muchos principios de la psicoterapia de sistemas de familias (evaluados bajo una perspectiva bíblica) a la situación de iglesias locales. Los resultados lo llevaron a identificar el fenómeno del "abuso espiritual".
Podemos definir el abuso espiritual como el abuso del nombre de Dios, o de una posición de liderazgo religioso, para alcanzar sus propios fines egoístas. La gente es presionada, o avergonzada, en el nombre de Dios, para asistir a cultos, ofrendar más, o apoyar proyectos específicos, solo para dar a sus líderes un sentimiento de satisfacción.
Van Vonderen dice que el abuso espiritual es lo mismo, al nivel espiritual, como el incesto al nivel físico.

"En un sistema familiar sano, los padres ayudan, apoyan y capacitan a los hijos. Utilizan su posición de autoridad para preparar a sus hijos para la vida; sirviéndoles, animándoles, y dándoles las experiencias, mensajes y relaciones que necesitan.
Pero en muchas familias uno no se preocupa por lo que piensan los niños, lo que sienten, lo que desean o necesitan. Las necesidades de los niños no son satisfechas. En estos sistemas familiares trastornados, los niños están para satisfacer las necesidades de los adultos. Cuando esto sucede en el área sexual, se llama incesto. ... El lugar que debería brindar la mayor seguridad para un niño, le ofrece la menor seguridad.

En un sistema sano de una iglesia, Dios es la fuente de aceptación, amor y valor. El pastor, los líderes y maestros están para ayudar a los miembros y capacitarlos. Su tarea es preparar a los miembros para el ministerio; sirviéndoles, edificándoles y dándoles las experiencias, mensajes y relaciones que necesitan.
Pero existen sistemas religiosos donde no importa lo que la gente piensa, siente o desea. Sus necesidades no son satisfechas. En estos sistemas trastornados, los miembros están para satisfacer los deseos de los líderes. Si esto sucede en el área espiritual, se trata de abuso espiritual. ...
Cuando alguien utiliza su posición de poder o autoridad para forzar a otros al rendimiento, manipulándolos y avergonzándolos, esto causa daño espiritual (y también daño emocional). La víctima es herida. Y el lugar que debería brindar la mayor seguridad para las personas, les ofrece la menor seguridad."
Jeff Van Vonderen, "Tired of Trying to Measure Up" ("Cansado de los intentos de cumplir las exigencias")

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Autoritarismo: Las raíces

Para trazar la historia del autoritarismo en las iglesias peruanas, tenemos que aclarar primeramente la relación entre la iglesia y la conquista. La conquista fue apoyada, y a menudo incentivado, por el clero católico. Las voces de protesta en contra, como el ejemplo de Bartolomé de las Casas, eran una pequeña minoría.
Es más: La iglesia católica enseñaba, ya desde hacía casi trescientos años antes de la conquista, que la iglesia (y el papa) tenía tanto el poder espiritual como el poder temporal (político) sobre el mundo. Esto fue decretado en el IV Concilio de Letrán bajo Innocencio III, en 1215, y confirmado nuevamente por Bonifacio VIII en 1302. Lo que sigue es un extracto de lo que fue decretado en el IV Concilio de Letrán:

"Excomulgamos y declaramos anatema toda herejía que se exalta contra la fe santa, ortodoxa y católica, condenando a todos los herejes, no importa bajo qué nombre sean conocidos ... Los tales sean entregados a los poderes seculares, para que reciban el castigo debido. ... Los poderes seculares de todo rango y grado sean advertidos, inducidos, y si es necesario forzados por la censura eclesiástica, a jurar que se ejercerán a lo máximo en la defensa de la fe, y que extirparán a todos los herejes denunciados por la Iglesia que se encuentren en sus territorios. Y cualquier persona cuando asuma un gobierno, sea espiritual o temporal, será obligada a seguir este decreto.
Si algún señor temporal (secular), después de haber sido requerido y advertido por la Iglesia, descuide el limpiar su territorio de la corrupción herética, el metropolitano y los obispos de la provincia se unirán para excomulgarlo. Si permanece obstinado por un año entero, el hecho se reportará al Pontífice Supremo, el cual declarará a todos sus súbditos liberados de su lealtad a partir de este momento, y asignará el territorio a católicos para que lo ocupen, bajo la condición de exterminar a los herejes y preservar dicho territorio en la fe."

Fue a base de esta enseñanza, la enseñanza oficial de la iglesia católica romana, que los conquistadores se sintieron completamente legitimados para destruir el imperio incaico, matar a sus reyes y príncipes, y adueñarse de sus tierras y posesiones.
España era también el país que produjo la institución más cruel de la iglesia católica: la inquisición. En Perú se ejercía la inquisición hasta el siglo XIX.

En la época de la independencia, poco a poco fue posible que entrasen al Perú representantes de iglesias no católicas. Pero por lo general fueron perseguidos por parte de la iglesia católica. Mencionaremos algunos ejemplos de estas persecuciones.

A fines del siglo XIX, el metodista Francisco Penzotti predicaba en Lima. Sacerdotes católicos presionaron al gobierno para clausurar su local de reuniones y expulsarlo del país. En julio de 1890 fue encarcelado bajo la acusación de violar la Constitución, la cual prohibía el ejercicio público de alguna otra religión aparte de la católica romana. Su proceso duró hasta enero del año siguiente, y solo cuando la opinión pública internacional se volvió en contra de Perú, Penzotti fue finalmente absuelto, a base de que sus reuniones no habían sido públicas.
En 1913, el predicador adventista indígena Manuel Zuñiga Camacho empezó a levantar escuelas y una clínica en el departamento de Puno. Los sacerdotes católicos amenazaron con encarcelar a cualquiera que trabajaba en la construcción. En marzo del mismo año instigaron a 200 indios para atacar a los adventistas. Ellos entraron a los ambientes a la fuerza, destruyeron los materiales didácticos, mezclaron las medicinas y se llevaron los aparatos eléctricos. El obispo acusó a Zuñiga Camacho como el gran corruptor de los indios. En su defensa, Zuñiga Camacho no tuvo más que comparar las borracheras que fomentaban las fiestas religiosas, y el cambio que operaban en la vida de la gente el evangelio y la educación. - El obispo hizo azotar y encarcelar a él y sus colaboradores.
Alrededor de 1930, el entonces presidente Leguía firmó un decreto que hizo clausurar a todas las escuelas, tanto públicas como privadas, que no enseñaban la religión católica romana. En consecuencia se cerraron muchas escuelas evangélicas, entre ellas 80 escuelas adventistas que estaban educando a más de 2000 indios.
(Resumido de: Juan B.A. Kessler, "Historia de la evangelización en el Perú")

¿Habrá cambiado la situación? - Ya no se escucha de persecuciones sangrientas iniciadas por la iglesia católica; y la Constitución promete libertad religiosa. Sin embargo, queda todavía un largo camino para andar hasta que los cristianos no católicos tengan los mismos derechos como sus conciudadanos católicos.

La ciudad y región de Ayacucho alcanzó una fama triste por la agrupación terrorista "Sendero Luminoso" que centraba sus operaciones en esa región. Un blanco preferido de los terroristas, aparte de las autoridades civiles, eran las iglesias evangélicas. Pero además, Ayacucho es también una de las fortalezas del catolicismo romano en el Perú. Según el testimonio de pastores que trabajaban en Ayacucho durante aquel tiempo, hubo más iglesias evangélicas que se vieron obligadas a cerrar por causa de la influencia del clero católico, que por el terror de "Sendero Luminoso".

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Poder en el sistema educativo

Cada año, miles y quizás millones de alumnos de escuelas públicas se ven obligados a participar en los ritos católicos de la primera comunión y de la confirmación. Niños de familias evangélicas dejan de asistir a las reuniones de sus iglesias porque "en el colegio nos estamos preparando para la primera comunión, y nos tomarán examen de esto."
Cuando un niño se atreve a dar a conocer su fe cristiana, distinta a la religión católica, a menudo es ridiculizado e insultado por sus propios profesores (y no estoy hablando de los profesores de religión, sino de los profesores de lenguaje, matemáticas, etc.)
En teoría, los alumnos no católicos tienen el derecho de ser exonerados del curso de religión católica. Pero en la práctica, si se hacen exonerar, a menudo tienen que sufrir desventajas y discriminación por ello, por ejemplo que se les rebaja el promedio total de sus notas.
Incluso escuché que escuelas privadas, no católicas, fueron obligadas a pagar cuotas para fiestas religiosas católicas.
¿Dónde está entonces la libertad religiosa, si los niños, los más vulnerables de la sociedad, son obligados desde temprana edad a conformarse con el molde católico, no importa dónde se encuentren en el sistema educativo?

En la enseñanza que se da en las escuelas, se altera la misma Palabra de Dios. Uno de los textos claves de la Biblia, los Diez Mandamientos, se enseña a los niños peruanos en una versión muy distorsionada:
- El primer mandamiento, que dice: "No tengas otros dioses fuera de mí" (Exodo 20:3, "La Biblia Latinoamérica"), se les enseña en esta forma: "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Al formularlo de esta manera, el niño católico no verá ningún pecado en el "tener otros dioses", mientras tan solamente los ama un poco menos que a Dios.
- El segundo mandamiento se pasa completamente por alto: "No te hagas estatua ni imagen alguna ... No te postres ante esos dioses (el texto hebreo dice solamente "ante ellas"), ni les des culto ... " (Exodo 20:4-5, "La Biblia Latinoamérica"). Sería demasiado obvio que la iglesia católica está quebrantando diariamente este mandamiento.
- En vez del cuarto mandamiento, que dice: "Acuérdate del día del Sábado, para santificarlo. ... El séptimo día es día de descanso, consagrado a Yavé, tu Dios..." (Exodo 20:8-10); en vez de este mandamiento se enseña: "Honrarás las fiestas" - obviamente para justificar las fiestas patronales paganas que han sido incorporadas en las costumbres de la iglesia católica.

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Autoritarismo en iglesias evangélicas

Las iglesias evangélicas se derivan indirectamente de la Reforma. La Reforma enseña que las Sagradas Escrituras son la máxima autoridad para la enseñanza y práctica de la iglesia. O sea, ningún líder puede imponer su interpretación particular sobre otras personas. Cada cristiano puede y debe analizar las enseñanzas que escucha, a base de la Biblia; y debe llamar la atención a quienes enseñan o actúan en contradicción contra la Biblia.
Se esperaría entonces que una iglesia que se basa en la Reforma, sería menos autoritaria. Pero después de mis experiencias (vea capítulo 4) tengo que decir que en la práctica, la mayoría de las iglesias evangélicas no aplican los principios de la Reforma. En la práctica, toman la palabra de sus pastores como una "autoridad" superior a las Escrituras. Demasiadas veces he escuchado cosas como estas: "Tienes que obedecerme porque yo soy el pastor." - "No toques al ungido de Dios." - "El pastor tiene que saber todo de tu vida personal." - "¿Quién eres tú para cuestionar a tu pastor?"

A partir de los años 70 del siglo pasado, en los Estados Unidos comenzaron a surgir unas enseñanzas y prácticas extremamente autoritarias, bajo los nombres de "discipulado", "pastoreo" ("shepherding"), y "cobertura espiritual". Se enseñaba, por ejemplo, que cada cristiano debía "rendir cuentas" a un líder en particular, acerca de cada detalle de su vida. También se enseñaba que "la voz del líder es la voz de Dios para ti". O sea, que un cristiano debía obedecer a su líder aun en los detalles de su vida privada, tales como la elección de sus amigos, el uso de su tiempo libre, aun con quién casarse, dónde vivir, y en qué trabajar. Los cristianos que cayeron bajo esa influencia, se convirtieron prácticamente en esclavos de sus líderes. Y si alguien protestaba contra esas prácticas, fue etiquetado de "rebelde", fue "puesto en disciplina", y a menudo aun calumniado y puesto bajo maldiciones.
Se enseñaba también que si un cristiano no hacía caso a las exigencias arbitrarias de sus líderes, que perdía la protección de Dios y se volvía vulnerable hacia los ataques y las tentaciones del diablo.
No existe base bíblica para ninguna de estas enseñanzas y prácticas. (Más abajo examinaremos algunos pasajes bíblicos que usan los líderes autoritarios en sus intentos de fundamentar sus enseñanzas.)

Unos exponentes bien conocidos de esas ideas en el mundo evangélico, fueron los "cinco de Fort Lauderdale": Derek Prince, Bob Mumford, Charles Simpson, Don Basham, y Ern Baxter. Su influencia se extendía muy rápidamente, especialmente entre las iglesias pentecostales y carismáticas. Bajo esa influencia, las iglesias comenzaron a organizarse de manera más autoritaria y más jerárquica, más según el ejemplo de la iglesia católica romana. Sus seguidores fueron obligados a firmar "pactos" y "compromisos de rendir cuentas" a sus líderes; y se estableció una vigilancia estricta de sus vidas privadas.
Ya en 1975, estas enseñanzas y prácticas fueron criticadas públicamente por cristianos prominentes como Demos Shakarian (fundador de una red internacional de empresarios cristianos), los evangelistas Pat Robertson y Kathryn Kuhlman, y Thomas F. Zimmerman (el entonces superintendente general de las Asambleas de Dios).
En 1986, cuatro de los cinco iniciadores de ese movimiento (Prince, Mumford, Basham y Baxter) se arrepintieron públicamente de sus errores, y liberaron a todos quienes habían entrado en una relación de "sumisión" debajo de ellos. En uno de sus últimos libros, "Protection From Deception" ("Protección contra el engaño", 1996), Derek Prince analizó detalladamente las causas de sus propios errores anteriores. Entre las raíces espirituales de esos movimientos autoritarios, él diagnosticó, entre otras, la mundanalidad, el orgullo, las ambiciones personales, y una apertura para espíritus ajenos aparte del Espíritu Santo.
(Fuente de las informaciones anteriores: Spirit Life Mag, y los artículos "Shepherding Movement" y "Derek Prince" en Wikipedia, en inglés.)

Pero el daño ya estaba hecho. Muchos otros líderes evangélicos habían recibido y difundido esas enseñanzas sin evaluarlas bíblicamente. Muchos evangélicos empezaron a creer que esa era la verdadera forma de vivir la vida cristiana: en dependencia completa de un líder quien les ordenaba cada paso que debían dar. Surgieron otros líderes como Bill Gothard y César Castellanos, quienes seguían elaborando y radicalizando las enseñanzas y prácticas del autoritarismo.

El autoritarismo corrompe el carácter de quienes caen bajo su influencia. Un pastor, al que yo había conocido como un hombre sumamente íntegro, comenzó a seguir una de esas corrientes autoritarias. Entonces comenzó a hacer exigencias irrazonables a los miembros; después a cometer irregularidades financieras y a alterar la verdad; y finalmente a amenazar y maldecir a quienes descubrieron y confrontaron sus malos manejos. Otro pastor, después de involucrarse con la misma corriente, tuvo una aventura extramatrimonial y después se vio obligado a dejar su ministerio.
Sucesos similares se pueden observar dondequiera que se da lugar a prácticas autoritarias. Es que el autoritarismo convierte a los líderes en pequeños papas a quienes nadie puede contradecir, y que no necesitan rendir cuentas a nadie acerca de sus enseñanzas y sus actos.

Ante el trasfondo de la mentalidad colonial y católica-romana, que hemos explorado en capítulos anteriores, no extraña que las enseñanzas autoritarias hayan encontrado tan amplia entrada en las iglesias evangélicas de las antiguas colonias españolas. La mayoría de los evangélicos, aunque siguen algunas enseñanzas reformadas, en el fondo siguen teniendo una mentalidad católica-romana. De hecho, la última consecuencia del autoritarismo es el papado. La entera Reforma, y los movimientos evangélicos que le siguieron, fueron una "rebelión" contra el liderazgo instituido, la jerarquía romana. Quien dice ser heredero de la Reforma, y al mismo tiempo defiende el autoritarismo, o ignora completamente los principios de la Reforma, o es un hipócrita y un mentiroso. Todavía hace falta que la Reforma llegue a lo que fueron las colonias españolas.
En esta situación es muy necesario, examinar a fondo y bíblicamente las enseñanzas autoritarias que están tan difundidas en tantas iglesias evangélicas.

Cuando la rama alemana de la misión JUCUM se dio cuenta de que el autoritarismo estaba surgiendo en sus propias filas, empezaron a trabajar sobre el tema y elaboraron unas pautas para un liderazgo sano. Se mencionan 21 características que indican un uso equivocado de la autoridad:

1. El insistir en compartir todos los bienes materiales.
2. Negar toda autoridad a las mujeres.
3. Exigir obediencia absoluta hacia los líderes espirituales, aun en asuntos de decisiones personales respecto al lugar de residencia, trabajo, matrimonio, ministerio a tiempo completo, etc.
4. Cambio frecuente de colaboradores.
5. El líder se justifica siempre, especialmente cuando está bajo presión.
6. La iglesia o el grupo se cree un grupo "exclusivo" que es mejor que las otras iglesias.
7. El líder tiene el deseo de dominar sobre otras personas.
8. Se exige conformidad entre todos los miembros del grupo.
9. Se hace sentirse culpables a aquellos que salen del grupo.
10. Los líderes consideran a los colaboradores como su "propiedad".
11. Hay un ambiente de desconfianza; énfasis en reglamentos de comportamiento, control y vigilancia de parte de los líderes. A los miembros que quieren salir por no estar de acuerdo, se les niega la oportunidad de salir en paz.
12. Actitud defensiva del liderazgo frente a cualquier pregunta y crítica.
13. Sobrecargar a los colaboradores.
14. Impureza moral de parte de los líderes.
15. Se usa la consejería para dar órdenes, en vez de presentar principios bíblicos.
16. Las decisiones se imponen desde arriba, en vez de involucrar a los miembros en la toma de decisiones.
17. Enfasis exagerado en la responsabilidad humana, en vez de la gracia de Dios.
18. El líder intenta asumir el papel del Espíritu Santo en cuanto al corregir a los miembros y convencerlos del pecado.
19. A los miembros se les niega el derecho de buscar consejos de personas de afuera del grupo.
20. Los líderes se niegan a reconocer errores y debilidades.
21. El líder exige obediencia absoluta "porque es el enviado de Dios".

Con frecuencia se usan citas bíblicas fuera del contexto para "fundamentar" una doctrina autoritaria. Falsas enseñanzas y falsas interpretaciones como las siguientes se encuentran en muchas iglesias con un liderazgo autoritario:

- "El líder es la voz de Dios para ti."
Algunos grupos enseñan que los líderes son encargados de dar a los cristianos la dirección de Dios para sus decisiones personales (dónde vivir, en qué trabajar, qué amigos elegir, con quién casarse, etc.) Lo fundamentan con algunas historias bíblicas donde efectivamente Dios dio órdenes por medio de ciertas personas especiales.
En la Biblia encontramos dos clases de personas que fueron encargados por Dios para transmitir Su palabra a los hombres: los profetas del Antiguo Testamento, y los apóstoles del Nuevo Testamento. Ellos fueron los únicos que pudieron decir con toda autoridad: "Así dice el Señor". Hoy en día ya no existe nadie que pudiera dar órdenes a otra persona "en el nombre del Señor".
Mas bien, en el orden del Nuevo Testamento, Dios quiere hablar y guiar a cada creyente personalmente, sin la interferencia de un líder: "Mis ovejas oyen mi voz..." (Juan 10:27). Los hijos de Dios son "enseñados por Dios" (Juan 6:45), "guiados por el Espíritu Santo" (Rom.8:14). Un cristiano maduro y sabio puede aconsejar a otro; pero no puede dar órdenes "en el nombre de Dios", más allá de lo que las Sagradas Escrituras mandan explícitamente.

- "No se puede criticar al pastor."
Con eso a menudo se cita Salmo 105:15: "No toquen, dijo, a mis ungidos, ni hagan mal a mis profetas." Vale la pena leer este versículo en su contexto. El salmo habla del pacto de Dios con Jacob (Israel) y sus descendientes. De ellos dice, antes de su liberación de Egipto: "...siendo ellos pocos hombres en número, y extranjeros en ella. Y anduvieron de gente en gente, de un reino a otro pueblo. No consintió que alguien los agraviase, y por causa de ellos castigó los reyes." (v.12-14) Entonces los "ungidos de Dios", en este contexto, ¡son el pueblo entero de Dios! No un líder autoritorio es el "ungido", sino el pueblo humilde que anda como extranjeros "de un reino a otro pueblo". ¿Y a quiénes dice Dios "No toquen a mis ungidos"? ¡A los reyes de las otras naciones! No tenemos aquí ninguna fundamentación del autoritarismo. Al contrario, este verso es una promesa de Dios, de que Él protege aun al miembro más humilde de Su pueblo, contra los abusos que podrían cometer los "reyes" contra él.
En el reino de Dios no se hace acepción de personas; no existen privilegios jerárquicos. Todo cristiano, independientemente de su función en el cuerpo de Cristo, no es más que un hermano entre hermanos (Mateo 23:8). Así debe también ser amonestado de manera fraternal, si peca o si enseña mal. Todo hermano tiene derecho de hacer esa amonestación, si tiene un fundamento bíblico para hacerlo.

- "Nunca hay que hablar mal de un líder."
Eso se suele fundamentar con las advertencias bíblicas contra los chismes y las calumnias (Salmo 15:3, Proverbios 16:28, 26:20). Líderes autoritarios enseñan que todo el que dice algo malo acerca de ellos, comete el pecado del "chisme" o de la "calumnia". Con eso evitan que las víctimas de sus abusos busquen ayuda, y que los problemas se discutan abiertamente. Quienes sufren abuso, y están bajo esta clase de enseñanza, a menudo no se atreven a hablar con nadie acerca de lo sucedido. El pecado de los líderes se mantiene en lo oculto, y así pueden seguir pecando.
La verdad es, que el decir la verdad nunca es calumnia. Las malas acciones deben reprenderse y traerse a la luz (Efesios 5:11). No hay diferencia si el que comete la acción mala es un "miembro común" o un líder. - Pablo escribe a Timoteo: "Alejandro el herrero me ha hecho mucho mal; que el Señor le dé [lo merecido] según sus actos. Cuídate tú también de él, porque fuertemente se ha opuesto a nuestras palabras." (2 Timoteo 4:14-15). ¿Está Pablo cometiendo el pecado de "chismear" o "calumniar"? No, está dando una advertencia necesaria, para proteger a Timoteo. De manera similar, el apóstol Juan "habla mal" de Diótrefes en su tercera carta. Si una persona es un peligro para otros (por ejemplo si es un depredador sexual o un psicópata), esos otros tienen que ser advertidos.
Un truco similar de unos líderes abusivos consiste en exigir que toda confrontación sea "en privado". A veces imponen incluso muchas condiciones previas que alguien supuestamente debe cumplir, para "ganarse el derecho" de confrontar al líder: "¿Estás seguro de que tú mismo estás sin culpa? - ¿Has verificado si todo lo que dices es la absoluta verdad? - ¿Es tu motivación pura, o estás actuando por amargura?" (Como si el sentirse amargado por una ofensa sufrida, fuera pecado...) Si esos líderes tuvieran que cumplir todas estas condiciones ellos mismos, nunca podrían ejercer su liderazgo; porque ellos mismos confrontan, exigen, critican y acusan constantemente a sus "súbditos", y eso con una motivación muy cuestionable. Pero en la cosmovisión del autoritarismo, las reglas valen solamente para los "súbditos"; los líderes pueden quebrantarlas tantas veces como quieren. Eso en contradicción contra todas las instrucciones bíblicas de no hacer acepción de personas.
Es cierto que en Mateo 18:15-17 dice que se debe primero confrontar al ofensor en privado, "si tu hermano peca contra ti". Pero eso no aplica en los siguientes casos:
- Cuando el pecado es público. Los pecados privados se deben reprender en privado, pero los pecados públicos en público. Por eso, Pablo tuvo que reprender a Pedro ante todos los presentes (Gálatas 2:14), porque su hipocresía había influenciado a todos. Lo mismo aplica a alguien que difunde falsas enseñanzas públicamente: en este caso es correcto refutarlo públicamente.
- Cuando el ofensor es un líder, y hay por lo menos dos o tres testigos. (1 Timoteo 5:19-20).
- Cuando la víctima se encuentra en una situación vulnerable ante el ofensor. Es un principio bíblico importante, proteger a los débiles y vulnerables. "Abre tu boca por el mudo, en el juicio de todos los vulnerables. Abre tu boca, juzga justicia, y el derecho del pobre y del menesteroso." (Proverbios 31:8-9). Sería irresponsable y contrario al Espíritu del Señor, exigir por ejemplo que una jovencita confronte al hombre que la violó, a solas y detrás de puertas cerradas. Ningún pasaje bíblico prohíbe a una víctima de abuso de cualquier clase, buscar la ayuda de otras personas para protegerse contra abusos futuros.

- "Hay que obedecer al líder, aunque esté equivocado."
Se ha intentado fundamentar esta enseñanza con la historia de David y Saúl. Cuando David vivía escondido en el desierto, en dos oportunidades podría haber matado a Saúl, pero decidió perdonarle la vida (1 Samuel capítulos 24 y 26). David dijo: "El Señor me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido del Señor, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido del Señor." (1 Sam.24:6). Y: "¿Quién extenderá su mano contra el ungido del Señor, y será inocente?" (1 Sam.26:9). De allí dicen los líderes autoritarios que "David se sometió a Saúl, aunque Saúl estaba actuando mal; así también los cristianos tienen que someterse a sus líderes, aun en el caso de que los líderes estén equivocados." Y también: "Nunca hay que criticar a un líder, porque eso sería extender la mano contra el ungido del Señor."
¿Corresponde esta interpretación con el contenido y la enseñanza de las historias bíblicas mencionadas?
Recordemos que David era un siervo de Saúl. Pero cuando entendió que Saúl le quería matar, huyó donde Samuel. (1 Sam.19:11-19) Estando al servicio de Saúl, ¡David no tenía el derecho de escaparse!
Recordemos también que David era claramente un rebelde en los ojos de Saúl. De otro modo, no lo hubiera perseguido. Aun después de la primera vez que David perdonó la vida de Saúl, Saúl no tomó esto como una señal de sumisión, porque volvio a perseguir a David. La segunda vez, Saúl dijo a David que vuelva con él, y le prometió no hacerle ningún mal (1 Sam.26:21). Pero David no volvió con Saúl. ¡No le obedeció!
Sin embargo, toda la historia deja claro que Dios estaba del lado del "rebelde" David, y en contra de "su ungido" Saúl.
Veamos también qué significan las palabras "extender su mano contra el ungido del Señor". Se trata de que los hombres de David le aconsejaron matar a Saúl. Pero algunos "pastores" hoy en día no soportan ni siquiera que uno los critique con palabras: inmediatamente se quejan de que uno esté "extendiendo su mano contra el ungido del Señor". ¡Hay una diferencia abismal entre criticar y matar!
David sí criticaba a Saúl muy abiertamente y en público: "¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? ... ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga? El Señor, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano." (1 Sam.24:9.14-15).
Entonces, tomando el ejemplo de David, tenemos todo derecho de criticar a un líder que actúa mal. Y tenemos también el derecho de desobedecer a un tal líder, si obedecerle significaría cometer un pecado o sufrir un daño nosotros mismos.
Un último aspecto: Un líder que usa la "sumisión" de David como ejemplo para sus seguidores, ¿con quién se compara él mismo? Obviamente con Saúl, el perseguidor, el rey que estaba él mismo en desobediencia contra Dios. El líder que usa este ejemplo, se delata a sí mismo como un rebelde contra Dios.

Otros han usado el ejemplo de Sara, quien fue obligada por Abraham a mentir (Génesis 12:11-13, 20:13), y lo presentaron como un "buen ejemplo de la sujeción bajo su esposo". Dicen que "en este caso, Dios no juzga a Sara, porque ella fue obediente; solamente juzga a Abraham, porque él es la autoridad y el responsable." Pero ¡la palabra de Dios no dice en ninguna parte que Sara obró bien al mentir! Los mandamientos de Dios son claros: "No darás falso testimonio" - sin importar quién te lo ordene. Y: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hechos 5:29). La palabra de Dios es también clara en que cada uno será juzgado por lo que hizo, personalmente. "Porque todos nosotros debemos mostrarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba [lo que merece] según lo que practicó por medio del cuerpo, sea bueno o sea malo." (2 Corintios 5:10). Ante el trono de Dios, nadie podrá disculparse diciendo: "Mi esposo me ordenó hacerlo", o "mi líder de iglesia me lo ordenó".
Después de la Segunda Guerra Mundial, en los juicios contra los funcionarios nazis que habían torturado y matado a muchos judíos, muchos de ellos se defendieron diciendo: "Mis superiores me ordenaron hacerlo." A eso llega el autoritarismo: Mata la conciencia individual de sus súbditos y los convierte en robots, que hasta torturan y matan gente "por obediencia". Pero eso no los exime de la culpa.

- "Obedeced a vuestros pastores"
Otro pasaje que se cita a menudo para fundamentar enseñanzas autoritarias, es Hebreos 13:17. En la traducción Reina-Valera (1909), este verso dice: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta..."
- Desafortunadamente, esta es una traducción sesgada. Primeramente, el texto original no habla de "pastores", habla de "guías" (haegoúmenoi); la misma palabra que usa Jesús en Lucas 22:26 para enseñar que el "líder" debe ser alguien que sirve, no alguien que exige obediencia de manera autoritaria. En el mismo capítulo Hebreos 13, en el verso 7, dice además acerca de los "haegoúmenoi": "Miren el resultado de su comportamiento, e imiten su fe/fidelidad". Se trata entonces de personas cuyo ejemplo de vida es digno de imitar. Nadie puede reclamar tal autoridad, solamente por ocupar una posición de liderazgo en una organización que lleva el nombre de "iglesia". Como mínimo, su pretensión de autoridad debe ser respaldada por el testimonio de una vida agradable al Señor.
Después, también las palabras traducidas como "obedeced" y "sujetaos", en el texto original no son las que corresponden normalmente a estas palabras españolas. "Obedecer" en griego es hypakoúo; pero en nuestro versículo se encuentra la palabra peíthomai, que significa "dejarse convencer". Y "sujetarse" en griego es hypotássomai; pero en nuestro versículo dice hypeiko, que significa "dar lugar", "ceder" (a algo o alguien), o "adaptarse" - no obligado por tener una posición inferior, sino por decisión voluntaria. En ambos casos, el original tiene entonces una palabra mucho menos fuerte de lo que la traducción da a entender. No se trata de que "tienes que sujetarse porque él es la autoridad". Mas bien se trata de "dejarse convencer" por alguien que realmente nos convence, con el ejemplo de su vida y con su madurez espiritual.
Algunos líderes quieren de nuestro versículo sacar además la enseñanza de que "tienes que rendir cuenta a tu líder acerca de todo lo que haces". Pero la gramática del versículo es clara: "aquellos que han de dar cuenta" son los líderes, no "vuestras almas". Son los líderes quienes tendrán que dar cuentas a Dios, acerca de la manera cómo ejercieron su liderazgo.

- "La rebelión es uno de los peores pecados."
Como ejemplo se cita frecuentemente a Saúl, a quien Samuel dijo: "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que el sebo de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría el infringir." (1 Samuel 15:22-23) - El problema con esta interpretación es, que el texto se refiere a la rebelión contra Dios, no contra un hombre. Sigue diciendo: "Por cuanto tú desechaste la palabra del Señor, él también te ha desechado para que no seas rey." Este es el tema de todos los pasajes bíblicos que condenan la "rebelión": siempre se trata de la rebelión contra Dios, no contra un liderazgo humano.
Por supuesto que los líderes autoritarios quieren hacernos creer que sus órdenes son idénticas a las órdenes de Dios. Pero esa identidad se da solamente cuando la palabra de Dios escrita dice lo mismo. Por eso, las Escrituras nos exhortan a examinar todo lo que dice un líder, y a rechazar lo que no es conforme a las Escrituras.

- "No tienes la protección de Dios si no estás bajo una 'cobertura' (un liderazgo humano)."
Como sustento se suele citar Mateo 8:9, donde el centurión de Capernaum dice: "Porque también yo soy un hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: 'Ve', y va; y al otro: 'Ven', y viene; y a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace." Así fundamenta el centurión su convicción de que Jesús tiene autoridad sobre las enfermedades, y que por la sola palabra de Jesús, su siervo va a sanar. Entonces - según el razonamiento del autoritarismo -, cada cristiano tiene que someterse a una "cadena de mando" jerárquica, de la misma manera como el centurión está sujeto a la cadena de mando en el ejército.
Esta interpretación intenta sacar del pasaje una aplicación que no está ahí. El versículo se refiere a la cadena de mando del ejército romano, y a la autoridad de Jesús sobre las enfermedades (no sobre las personas). El centurión ve una analogía entre estas dos clases de autoridad, porque el ejército romano es la única estructura de autoridad que él conoce por experiencia propia. Hasta aquí, la comparación es legítima, y Jesús alaba al centurión por su fe (pero notemos bien, por su fe en la persona de Jesús; no por su fe en una cadena de mando.)
Pero si queremos basar en eso una enseñanza acerca de la estructura de liderazgo de la iglesia, nos extraviamos. ¡La iglesia no está de ninguna manera dentro del horizonte de este pasaje! No tenemos aquí ningún fundamento para decir que la iglesia deba estar organizada de la misma manera como el ejército romano, o que los centuriones romanos deban enseñarnos cómo estructurar la iglesia. Si queremos saber lo que dijo Jesús (o los apóstoles) acerca de la autoridad en la iglesia, ¡entonces tenemos que consultar aquellos pasajes donde ellos están efectivamente hablando de la iglesia! Jesús dice, al contrario:
"Pero ustedes no se hagan llamar Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y todos ustedes son hermanos. (...) Pero el mayor de ustedes sea su siervo. Y cualquiera que se eleva a sí mismo será humillado, y cualquiera que se humilla será elevado." (Mateo 23:8)
Por lo demas, la idea de que un hombre (o la obediencia hacia un hombre) pueda ser nuestra protección espiritual, es ajena a las Escrituras. Al contrario, las Escrituras nos advierten en contra del poner nuestra confianza en un hombre: "Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. Pues será como la retama en el desierto, y no verá cuando viniere el bien..." (Jeremías 17:5-6). Dios es nuestra protección, nuestro "escudo y fortaleza". "Bendito el varón que se fía del Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque él será como el árbol plantado junto a las aguas..." (Jeremías 17:7-8) Es una extrema presunción cuando un líder quiere hacernos creer que la protección de Dios sobre nosotros dependa de nuestra actitud hacia él, un mero humano mortal.

- "Cede tus derechos."
Jesús llamó a Sus discípulos a "negarse a sí mismos, tomar su cruz, y seguirle" (Mateo 16:24 y otros). Los proponentes del autoritarismo han tomado eso como pretexto para exigir que un cristiano "se rinda" completamente ante las exigencias de sus líderes religiosos: "Cede tu derecho de decidir sobre tu propia vida; haz lo que tu líder te ordena. Cede tu derecho de escoger a tus amigos, tu trabajo, tu lugar de vivir, con quién casarte, ... obedece a la dirección de tu líder. Cede tu derecho de tener la razón; no contradigas a tu líder." Y si alguien protesta contra las exigencias de los líderes, le dicen que no está llevando una vida "entregada".
El asunto aquí es que Jesús habla únicamente de rendirse a Él, al Señor; no a hombres. Dios es el único que tiene un derecho de propiedad sobre nuestras vidas, porque Él nos creó y Él nos redimió, dando Su propia vida por nosotros. Ningún hombre en la tierra hizo eso por nosotros. Por eso, ningún hombre en la tierra puede reclamar de otro esta "rendición" que solamente el Señor merece. El Señor sí tiene el derecho de dirigirnos en todos los aspectos de nuestra vida. Pero lo hace personalmente, no por medio de humanos falibles: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27). Y podemos confiar en que Él lo hará con amor, para nuestro bien; no de la manera desconsiderada de los líderes autoritarios.

- "No juzgues."
Cuando un líder abusivo es confrontado por causa de sus abusos cometidos, a menudo se defiende con esta palabra (Mateo 7:1).
Pero primeramente, los mismos líderes que se defienden con esta cita, ¡están juzgando todo el tiempo! ¿O acaso no es juzgar, el clasificar a sus hermanos por "obedientes" o "rebeldes", según si hacen caso a todas las exigencias del líder o no? ¿No es juzgar, el censurar y excluir a un hermano, solamente porque dijo algo que no le gustó al líder? ¿o incluso porque descubrió un pecado del líder?
Existen algunos líderes tan hipócritas, que acusan a sus hermanos de "juzgar", de tener un "espíritu crítico", "vengativo", o "de amargura", y de ser "rebeldes", cuando esos hermanos no tienen ningún poder ni influencia para hacer algo que realmente afectaría la posición de poder del líder, dentro de la estructura piramidal autocrática que el líder erigió. Y a menudo, esos mismos líderes se aseguran con anticipación de que dentro de esa estructura no exista ninguna instancia que efectivamente pudiera juzgarlos o exigirles que rindan cuentas. Y al mismo tiempo, esos líderes pronuncian constantemente sentencias de "disciplina", de censura, de exclusión, de maldiciones, de prohibición de contactos, etc, contra hermanos que se atrevieron a cuestionarlos. Así que ese argumento del "no juzgar" se vuelve efectivamente en contra de los mismos líderes que lo usan.
La palabra de la paja y de la viga (Mateo 7:1-5) se refiere a un pequeño error en la vida de mi hermano que yo pretendo corregir, sin que ese error me haría daño a mí. (La paja en el ojo de mi hermano solamente le afecta a él mismo; no hiere a nadie más.) Las enseñanzas autoritarias y el abuso del poder están en una categoría completamente distinta: infligen daños y heridas a muchos hermanos. Por tanto, son pecados que tienen que confrontarse según las instrucciones bíblicas al respecto.
Donde hay pecado o falsas enseñanzas, allí sí se debe "juzgar" (1 Corintios 5:3-5, 6:5, 14:29). Eso se debe hacer con justicia y equidad, basado en la palabra de Dios.

- Mandamientos de hombres y leyes secretas.
En consecuencia de las enseñanzas autoritarias, diversas congregaciones y organizaciones religiosas han establecido muchos mandamientos y reglamentos para sus miembros, acerca de asuntos que van mucho más allá de los mandamientos de Dios. Por ejemplo códigos de vestir detallados; normas de cómo actuar al cantar en las reuniones, al pararse y sentarse; qué títulos usar al dirigirse a los líderes; y otros similares.
El resultado suele ser que en tales grupos, el pecado se extiende aun más. Es que no da buen fruto cuando unos líderes o una organización creen ser más sabios que Dios, y lo creen necesario añadir sus propios inventos a los mandamientos de Dios. Ese fue el error de los fariseos, quienes pensaban crear discípulos "perfectos", sometiéndolos a un sinnúmero de reglas y leyes adicionales. Pero hoy como entonces, ese método es más propenso a producir hipócritas e "hijos del infierno". No son los reglamentos ni la vigilancia de algún líder que nos protegen del pecado; es el Señor mismo quien protege a los suyos. Cuando desviamos la mirada del Señor y la dirigimos hacia alguna "cobertura" humana, allí es donde perdemos la protección de Dios. Incontables víctimas de sistemas autoritarios pueden testificar de ello.

Aun peor es cuando se imponen normas de conducta que ni siquiera se declaran abiertamente. En un tal ambiente hipócrita, se da la apariencia de libertad; y solo mediante indirectas se da a entender al "transgresor" que violó alguna ley secreta, por ejemplo porque se dirigió al "pastor" con su nombre, en vez de llamarlo "reverendo". O cuando es un secreto a voces que el "pastor" tiene una amante, o que se apropia de manera ilegítima de los bienes de la iglesia; pero todos saben que no se puede hablar de eso, porque de otra manera ellos mismos serán "disciplinados" y expulsados como "rebeldes".

Los cristianos verdaderos son hijos de luz, actúan en la luz (o sea de manera abierta y transparente), y traen a la luz las obras infructuosas de la oscuridad (Efesios 5:11-13, 1 Juan 1:5-8). En un ambiente verdaderamente cristiano no hay lugar para indirectas, leyes secretas, u otras formas de comunicación torcida.

- "Si sufriste abuso, es tu propia culpa."
Esa idea no tiene ni el más mínimo sustento bíblico. Y sin embargo, algunos líderes autoritarios son expertos en hacer sentirse culpables a sus víctimas. "Si te sientes deprimido o abusado, es porque tú mismo has dado lugar a malas actitudes en ti." - "Tú has desobedecido a tus autoridades, por eso te sucedió esa desgracia." - "Si fuiste violada, es por la manera como te vistes."
La verdad es que en cada delito, ¡el delincuente es el culpable, no la víctima! Eso vale para una violación o un robo, igual como la explotación laboral o el abuso de poder en una congregación que se llama cristiana. Nada de lo que puede haber hecho la víctima, da a otra persona el derecho de abusar de ella. Aun si la víctima estuviera en pecado y tuviera que ser reprendida por ello, eso no disminuye la culpa de su agresor. Si se diera este caso, el pecado de la víctima y el pecado que comete el abusador son dos casos distintos, que deben tratarse por separado. O acaso, si alguien fue robado y denuncia el robo, ¿la policía rechazaría su denuncia si descubre que el denunciante fue multado hace unas semanas por una infracción de tránsito? De ninguna manera. El primer caso no está relacionado con el segundo, y no impide que el caso del robo sea investigado y sancionado.

- "Si abandonas nuestro grupo, estás en apostasía y bajo el juicio de Dios."
Esta enseñanza abusa el concepto de la "apostasía" para mantener a los miembros atados al grupo abusivo, y para impedir que busquen ayuda o siquiera contactos afuera del grupo. Pero en el Nuevo Testamento, "apostasía" significa abandonar la comunión con el Señor Jesús, no con un grupo determinado de cristianos. La apostasía es un asunto de la fe personal y del corazón, no de la pertenencia a este o aquel grupo. Incluso, cuando un grupo es dominado por falsas enseñanzas y prácticas (como las del autoritarismo), un verdadero cristiano debe abandonar ese grupo, por razones de conciencia y para preservar su propia salud espiritual.

- Hacer "pactos" con organizaciones religiosas o sus líderes.
Algunas organizaciones requieren que sus miembros firmen ciertos "pactos" y compromisos, por ejemplo de obediencia hacia los líderes, o ciertos compromisos financieros. Esta práctica tampoco tiene base bíblica. Las Escrituras nos instruyen a entrar en un pacto con Dios, pero con nadie más. Incluso nos aconsejan en contra del hacer promesas: "Mejor es que no prometas, a que prometas y no cumplas" (Eclesiastés 5:5). Ninguna iglesia mencionada en el Nuevo Testamento requería de los hermanos algún "compromiso de membresía" o similar.
En la Biblia, la lealtad y el compromiso de un cristiano es siempre con el Señor, no con un liderazgo terrenal. Las advertencias de Pablo en 1 Corintios 1:12-13 y 3:3-4.21-23 se dirigen no solamente contra la formación de "partidos" y denominaciones; se dirigen también contra las prácticas de prometer a un líder una lealtad que corresponde únicamente a Cristo. Un cristiano es propiedad de Cristo con todo lo que es y tiene; entonces no puede al mismo tiempo entregarse a un líder terrenal con un "pacto de obediencia" o similar. Tales prácticas tienen mucha similitud con los votos monásticos de la iglesia romana, donde también se exige un voto de obediencia incondicional hacia los superiores. Nos haría bien, en este contexto, volver a las enseñanzas de la Reforma y escuchar las palabras de Lutero. Lo que él dice respecto al papado, tendría que decirlo hoy en día también a muchas iglesias evangélicas:

"Que quede bien claro: ni el papa, ni los obispos, ni hombre alguno tienen derecho a someter al cristiano a la ley ni de una sílaba si no media el consentimiento de éste. Es tiránica cualquiera otra forma de actuar. ... Ahora bien, el sujetarse a estas leyes y ordenanzas tiránicas es lo mismo que adscribirse a la servidumbre de los hombres.
... A los cristianos no les pueden imponer leyes en justicia hombres ni ángeles, a no ser en la medida en que los mismos cristianos lo deseen; estamos totalmente liberados. ... Por eso dirijo mi acusación contra el papa y contra todos los papistas, y les digo que si no retiran sus cánones y sus tradiciones, si no restituyen a las iglesias de Cristo su libertad, si no hacen que esta libertad se proclame, se están haciendo reos de la perdición de todas las almas que perecen en este cautiverio miserable, y el papado no será más que el reino de Babilonia y del verdadero anticristo."
(Martín Lutero, "La cautividad babilónica de la iglesia", 1520)

En el Nuevo Testamento, la autoridad de un líder en el pueblo de Dios para "mandar" se limita a aquellas situaciones donde la Biblia da instrucciones claras. "De manera que no juzguen nada antes del tiempo, hasta que venga el Señor. (...) Y esto, hermanos, apliqué a mí y a Apolos por ustedes, para que en [el ejemplo de] nosotros aprendan a no pensar más allá de lo que está escrito, para que ninguno se vuelva presuntuoso por causa de un [líder y] contra el otro." (1 Corintios 4:5-6)
En particular, un líder espiritual no tiene el derecho de controlar o mandar en asuntos del llamado personal de sus miembros, en cuanto a su trabajo, lugar de residencia, matrimonio, o involucramiento en un ministerio espiritual. Cada creyente tiene la promesa de escuchar personalmente la voz del Señor, y debe ser animado a buscar personalmente la voluntad de Dios. "Mis ovejas oyen mi voz" (Juan 10:27).

Vea también acerca de este punto: ¿Someteos a vuestros pastores? - Un breve análisis de Hebreos 13:17.

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Manipulación y engaño

Si regresamos a las raíces históricas, encontramos las bases del abuso espiritual en la persona y las enseñanzas de Ignacio de Loyola. El era contemporáneo de los conquistadores, y sus enseñanzas influyeron mucho en ellos y en los religiosos que venían después para "cristianizar" el Perú. Su principio dominante era la ciega obediencia a la Sede Romana:

"Seamos como un cadáver, que de sí mismo es incapaz de movimiento, o como el bordón de un ciego."

La insistencia en una obediencia ciega es la base de todos los sistemas autoritarios. Pero Ignacio de Loyola va todavía más allá. En su obra principal, los "Ejercicios Espirituales", dice lo siguiente:

"Debemos siempre tener para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina."

En otras palabras, la iglesia católica tiene el "derecho" de obligar a sus seguidores a creer en la mentira. Esto abre las puertas para manipulaciones ilimitadas. El católico fiel que se somete a este sistema, pierde su derecho y su capacidad de observar y razonar por sí mismo.
Por supuesto que esta es la contradicción completa al verdadero Espíritu de Dios, quien inspiró estas palabras del profeta Isaías: "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!" (Is.5:20)

¿Cuánto habrán heredado las iglesias evangélicas de esta ética torcida? - En su enseñanza oficial, derivada de la Reforma, no hay lugar para tales maniobras. La Reforma pone la autoridad de la Palabra de Dios escrita por encima de toda interpretación humana. Por tanto, las iglesias evangélicas tienen - por lo menos en la teoría - el mejor potencial para ser un refugio contra el abuso de todo tipo.
Pero me he encontrado también con líderes evangélicos que creen que pueden mentir, engañar o cometer irregularidades financieras, cuando es "para el bien de la obra del Señor". El principio de que "el fin santifica los medios", tiene sus seguidores también en el campo evangélico. ¡Pero este no es ningún principio divino! "Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño", dice el apóstol Pablo. "Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo" (1 Tes.2:3-5) - "Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo." (2 Cor.2:17)

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Desconfianza y denunciantes

Cada sacerdote católico, a raíz de la institución de la confesión, tiene la posibilidad de adueñarse de los secretos personales de otras personas, y utilizarlos para manipular y ejercer influencia. ¿Uno puede imaginarse el poder que está en las manos del confesor de un líder político? En un sistema de abuso, es imposible traer ante la justicia o pedir cuentas a alguien que conoce tus secretos personales; y los líderes religiosos lo saben.
De manera parecida, las órdenes monásticas tienen por lo general una regla que obliga a cada miembro a reportar secretamente a sus superiores cada falta (verdadera o supuesta) que observa en sus compañeros. De esta manera se destruye la confianza mutua, los superiores adquieren un poder absoluto sobre los miembros, y se provee la oportunidad para cualquier tipo de calumnia y conspiración.
Al enterarme de estas cosas, no pude evitar recordar el sistema de denunciantes, y el abuso que se hacía de la "consejería", en la iglesia donde yo servía un tiempo como misionero. Era el mismo sistema, solo adaptado al ambiente de una iglesia evangélica. En realidad, estos métodos no son ni "católicos" ni "evangélicos", sino simplemente diabólicos y no deberían tener lugar en ninguna iglesia que se llama "cristiana".

Las "relaciones en triángulo", de las cuales hablamos en el capítulo sobre la familia, también entran en acción en las iglesias. Muchos creyentes, al tener un problema con un hermano, no le hablan directamente, sino hablan al pastor. Muchos pastores entran en este juego, algunos por ignorancia, pero otros porque les da cierta satisfacción poder "controlar" de esta manera las relaciones interpersonales entre los miembros de su iglesia. Como consecuencia, los hermanos "aprenden" a depender del pastor en vez del Señor, y a evadir la confrontación directa según Mateo 18. Y esto es lo que les da la oportunidad a los líderes abusivos a levantar un sistema de denunciantes al estilo comunista.

Si eres un líder religioso, te pido considerar sinceramente ante Dios, si alguna vez has usado la debilidad de alguien en su contra: para rebajarlo como persona, para debilitar su posición, para manipularlo, o para refutar sus argumentos. Si es así, tienes que arrepentirte ante el Señor, y tienes que hacer todo lo posible para enmendar la situación de la persona que has dañado de esta manera.

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Los niños: ¿"Forzadlos a venir"?

El bautismo de infantes, tal como se practica en la iglesia católica, es por sí un abuso del poder. El recién nacido es incorporado a la iglesia sin ser preguntado, y sin tener la oportunidad de decir no. Más tarde se le dice que es católico, que siempre lo ha sido, y que es un pecado mortal "cambiar de religión". La gran mayoría de los católicos todavía están presos de esta mentira; sin embargo es una mentira. La verdad es que el catolicismo romano fue impuesto al pueblo peruano a la fuerza, y que hasta hoy el catolicismo romano es impuesto a la fuerza a cada bebé que es bautizado.

Las iglesias evangélicas, en su gran mayoría, enfatizan la decisión personal de pertenecer a Jesucristo (y por tanto, a una iglesia cristiana). El Señor no quiere "miembros obligados" en su pueblo, solo voluntarios.
Pero en su práctica, muchas iglesias evangélicas son bastante inconsecuentes en este punto. En la Escuela Dominical, los hijos de padres cristianos a menudo son tratados como si todos ellos también ya fueran cristianos. Los maestros les enseñan a comportarse "como cristianos". Los padres les hacen entender que la familia hace ciertas cosas (como ir al culto, orar, leer la Biblia) "porque somos evangélicos". De esta manera, se practica la "incorporación automática" de los niños en la misma manera como lo hace la iglesia católica.
Unos años después, siendo adolescentes o jóvenes, muchos de ellos empiezan a cuestionar lo que se les ha enseñado como niños, y muchos descubrirán que estas enseñanzas no corresponden de ninguna manera con la realidad de su vida - porque nunca tuvieron una verdadera relación personal con el Señor. Entonces empiezan a alejarse de la iglesia y a "caer en pecado", y los padres y los líderes de la iglesia se preguntan alarmados: "¿Por qué estamos perdiendo a tantos de nuestros jóvenes?". La realidad es que no los estamos perdiendo ahora, es que nunca fueron salvos.
Nuestra enseñanza debe enfrentar a las personas - incluyendo a los niños - con la necesidad de entregarse personalmente a Jesucristo; pero sin imponerles algo ni manipularlos, dejando abierta la opción de decir sí o no. Toda enseñanza que no hace esto, es solamente "socialización cristiana", pero no tiene nada que ver con enseñanza y evangelización bíblica.

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La inmoralidad del celibato

En la teoría, el sacerdote y el monje católico son el ejemplo extremo de la castidad sexual. En la práctica, sin embargo, parece que sucede todo lo contrario.

Juan A. Mackay cita al historiador peruano Sebastián Lorente:
"Reprendido un indio porque vivía en el concubinato, preguntó con cierta extrañeza, si el amancebamiento era pecado, y como le respondiesen que sí, replicó resueltamente: 'Pues yo creía que no lo era; porque está amancebado el cura, amancebado el corregidor, amancebado el encomendero.' "

"Un sacerdote español muy notable que ha trabajado por muchos años en Chile en diferentes parroquias, hacía al autor de este libro (Mackay), en 1929, la siguiente declaración: ' ... De unos seiscientos sacerdotes que he conocido en diferentes países sudamericanos, calculo que apenas un cinco por ciento observan pureza sexual.' "
(Juan A.Mackay, "El otro Cristo español")

Algo muy similar sucede en aquellas organizaciones evangélicas que restringen drásticamente los contactos entre hombres y mujeres, particularmente entre los jóvenes, por miedo de que "podrían caer en pecado": Los casos de fornicación aumentan. Es que los líderes dejaron de confiar en Dios quien puso un nuevo corazón en los verdaderos cristianos. En su lugar, confían en sus propias artimañas humanas para "cuidar la apariencia".

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Sacerdotalismo

Un sacerdote es una persona que se interpone entre Dios y los hombres. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes presentaban los sacrificios del pueblo ante Dios, intercedían por el pueblo ante Dios, y transmitían al pueblo las palabras y leyes de Dios.
En el Templo en Jerusalén, la presencia de Dios fue simbolizada por el "lugar santísimo", el ambiente interior del Templo, que fue cubierto con un velo. Solo el sumo sacerdote podía entrar allí. Cuando Jesús murió, este velo en el Templo se rasgó desde arriba hasta abajo (Mateo 27:51). Esta era una señal visible de Dios, de que desde ahora el acceso directo a su presencia quedaba abierto. (Hebreos 4:14-16, 10:19-22)

El Nuevo Testamento enfatiza el sacerdocio de todo el pueblo de Dios, o sea ahora los cristianos: "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo ... Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios ..." (1 Pedro 2:5,9) Lo mismo es confirmado en Apocalipsis 1:6, 5:10 y 20:6. Las cinco citas mencionadas son las únicas donde se usa la palabra "sacerdote" o "sacerdocio" en referencia a miembros de la iglesia cristiana. Esto nos demuestra claramente que es antibíblico hablar de un "sacerdocio" dentro de la iglesia cristiana, distinto a la totalidad de los cristianos. Cada cristiano verdadero tiene el mismo acceso directo a Dios, y por tanto la autoridad de "ministrar" a otras personas.
Sin embargo, a lo largo de la historia surgió nuevamente una clase de "sacerdotes" que se atribuían a sí mismos el privilegio de actuar como mediadores entre los demás cristianos y Dios. En la iglesia católica romana, esto es muy obvio: No se puede confesar los pecados directamente a Dios; hay que confesarlos al sacerdote. No se puede leer y entender la Biblia por sí mismo; el sacerdote tiene que interpretarla. Todos los sacramentos son administrados exclusivamente por el sacerdote. Otra vez se ha interpuesto un "velo" que impide el acceso directo del creyente común a Dios.

¿Difieren las iglesias evangélicas en este punto? Muy poco, según me parece. ¡La misma enseñanza heredada del catolicismo romano, se predica también en la mayoría de las iglesias evangélicas! "El pastor ministra al creyente en lugar de Dios"; "Es el pastor quien transmite al creyente la Palabra de Dios"; "La sumisión al pastor es tu "cobertura" y protección"; etc. En casi todos los asuntos, la persona del pastor se interpone en la relación personal del creyente con Dios.
En consecuencia, muy pocos creyentes evangélicos leen personalmente la Biblia y ponen en práctica lo que leen. Y donde una iglesia no tiene pastor que cumpla este papel "sacerdotal", la vida espiritual decae muy rápidamente, porque los creyentes no saben como mantener su relación personal con Dios.

El sacerdotalismo de las iglesias evangélicas se puede también observar en los "tiempos de ministración" que muchas iglesias ofrecen como parte de su culto. En sí es una buena idea, ofrecer una oportunidad para orar por las necesidades y problemas de los creyentes. Pero esta idea es pervertida cuando se crea la expectativa de que la gente recibirá ahora una "bendición especial" porque una "persona especial", el pastor, está orando por ellos.
(Es verdad que la Biblia pone una responsabilidad particular sobre los ancianos de la iglesia, en cuanto a la oración por los enfermos (Santiago 5:14). Pero el mismo párrafo dice también: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados." (5:16). Esto significa que cada creyente puede y debe participar en esta forma de ministración.)
Personalmente fui llamado en varias oportunidades a orar por las personas que pasaron adelante en un tiempo de ministración. Al preguntarles la razón por qué habían venido adelante, la mitad de las personas no sabían decir para qué habían venido. Estaban allí con la misma expectativa supersticiosa que caracteriza a los creyentes católicos que esperan "la bendición" de su obispo o sacerdote.

Consideremos, a la luz de lo dicho, lo que dicen Johnson y Van Vonderen sobre una característica de las iglesias abusivas, a la cual llaman la "Lealtad mal asignada":

"La siguiente característica de sistemas abusivos es que se incentiva y demanda un sentido de lealtad mal asignada. No estamos hablando acerca de la lealtad hacia Cristo, sino de la lealtad hacia cierta organización, iglesia, o cierto líder.
Una forma frecuente como esto se logra es por medio de un sistema donde la deslealtad o el desacuerdo con los líderes es interpretado como idéntico con la desobediencia hacia Dios. ¡Cuestionar a un líder, se dice, es igual a cuestionar a Dios! Después de todo, el líder es la autoridad, y la autoridad siempre tiene la razón. De esta manera, la gente pone su lealtad de una manera equivocada en un líder, una iglesia o una organización."

(David Johnson y Jeff Van Vonderen, "El poder sutil del abuso espiritual")

Aquí vemos que falta un solo paso, para que un sistema sacerdotalista se convierta en un sistema abusivo. Solo falta sacar la última consecuencia: Si el pastor o líder es el "sacerdote" que representa a Dios ante nosotros, entonces cuestionar al líder equivale a cuestionar a Dios. De esta manera se impide que el creyente desarrolle una relación personal con Dios, porque todo su acercamiento a Dios tiene que ser "canalizado" y controlado por el líder. Esto se refleja en un comentario que han hecho, en varias oportunidades, personas que han visitado por primera vez una iglesia evangélica: "Allí tienen al pastor como su dios."

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El complejo del super-líder

Por otro lado, el pueblo que no conoce otro tipo de liderazgo, está siempre buscando a un líder "fuerte". De esta manera se desarrolla una dinámica peligrosa entre los seguidores y su líder.
Al inicio, parece que ambos, el líder y sus seguidores, están "de acuerdo" con que al líder le corresponde dominar al pueblo, y que al pueblo le corresponde depender del líder.
Pero la gente dependiente raras veces desarrolla iniciativa. El líder difícilmente encontrará a personas que apoyen su obra por iniciativa propia. Como resultado, el líder encuentra que más y más cosas tiene que hacerlas él solo. O si no las hace sólo, por lo menos tiene que estar constantemente tras las personas que lo hacen, para controlar si realmente cumplen. El líder tiene que convertirse en el "hombre orquesta" con la capacidad de hacer toda clase de trabajos simultáneamente.
Mucha gente espera exactamente esto de su líder: que sea su "ídolo", capaz de hacer todo, para justificar la admiración que le brindan sus seguidores. (Y esto justifica el hecho de que los seguidores no hacen nada.)
Pero de esta manera se pone una presión tremenda sobre los hombros del líder: Se espera que él sea perfecto, el ejemplo en todo, y que nunca se equivoque. Si el líder mostrase alguna debilidad o cometiese un error, inmediatamente caería de su pedestal; perdería su autoridad y el respeto de sus seguidores. Así se piensa por lo menos.
Entonces muchos líderes empiezan a disimular la verdad ante sus seguidores. Aunque estén cansados o frustrados, siempre tienen que mostrar una sonrisa y buen ánimo hacia afuera. Cuando se equivocan, tienen que tapar el error, justificarse de alguna manera, o echar la culpa sobre otra persona. Tienen que seguir manteniendo la apariencia del "super-líder". Y además es probable que empiecen a aumentar la presión sobre sus seguidores, en un intento de sacarlos de su irresponsabilidad.
Pero la gente se vuelve más y más descontenta, porque se dan cuenta de que algo no está bien. Se sienten "usados". Poco a poco empiezan a descubrir las debilidades del líder, a pesar de sus intentos de disimular. Entonces se apartan, desilusionados, y buscan a un nuevo "super-líder" que cumpla sus expectativas.

¿Y qué puede hacer un líder, para no caer en la trampa del complejo del "super-líder"?

Quiero responder con las palabras de Dale Kauffman, el fundador de "King's Kids", quien dijo en una conferencia lo siguiente:

"Como líderes debemos ser abiertos en cuanto a lo que somos y lo que nos falta aprender todavía. Así liberamos a nosotros mismos y a los demás de muchas presiones. Si aparentamos estar muy seguros de lo que hacemos, cuando en realidad no lo somos, ponemos a los demás bajo presión; ponemos cargas pesadas sobre los hombros de los hombres sin moverlas ni con un dedo (Mat.23:4). Esto proviene del temor a los hombres. Debemos admitir que todos, incluso nosotros mismos, estamos luchando con el pecado.
Si somos transparentes, algunas personas nos menospreciarán y no nos aceptarán como líderes. (Los que no nos aceptarán son normalmente aquellos que no son transparentes ellos mismos, sino orgullosos.) Pero es Dios quien nos mantendrá en nuestra posición donde nos ha llamado, y él actuará en las vidas de los que nos critican. (A veces es aún preferible que se aparten de nosotros.) No debemos hacernos esclavos de ellos. - También a los niños y a los adolescentes es mejor decirles: "Vamos a aprender juntos", en vez de:"Aprended de mí."

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Asuntos de conciencia

Dios nos ha dado una brújula para ayudarnos a navegar por en medio de las tentaciones y los engaños de la vida. Esta brújula es la conciencia (Rom.2:15). Pero no debemos pensar que esta brújula sea un instrumento infalible. El apóstol Pablo dice en cierta oportunidad: "Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor." (1 Cor. 4:4) Con esto, el apóstol reconoce que su conciencia le puede fallar.

La iglesia es la encargada principal de fortalecer las conciencias; pero las iglesias disfuncionales son las principales destructoras de conciencias.
La conciencia es limpiada por la sangre de Cristo (Hebreos 9:14), o sea, por el perdón que recibimos a causa de su sacrificio. Cuando la iglesia enseña correctamente sobre los beneficios del sacrificio de Cristo, sus miembros vivirán en la seguridad de una conciencia limpia.
La conciencia se fortalece cuando aprende a reaccionar correctamente según la Palabra de Dios, y a dejarse influenciar solamente por Dios, no por los hombres. Una conciencia fortalecida en el conocimiento y la confianza en Dios, es la mejor defensa contre al abuso. La iglesia fortalece la conciencia cuando enseña correctamente la Palabra de Dios, y cuando anima a sus miembros a temer a Dios, no a los hombres.

Lástimamente, en algunas iglesias sucede lo contrario. Fue probablemente la decepción más grande en mi vida como cristiano, cuando descubrí que incluso unos cristianos eran capaces de vender sus conciencias a otros líderes cristianos. Hoy entiendo que probablemente la mayoría de los miembros de las iglesias nunca nacieron de nuevo; por tanto no es de esperar que actúen como cristianos.
Si regresamos por un breve momento a la época de la conquista, creo que podemos comprender mejor el asunto. Los conquistadores se apoyaron en una "legitimación divina". ¿No tenían el respaldo del papa, el representante de Dios en la tierra? Y su victoria sobre un pueblo mucho más numeroso que ellos, al parecer les daba la razón. Entonces, someterse a los conquistadores era "bueno", y resistirles o protestar contra sus abusos, era "malo". La iglesia, con pocas excepciones, predicaba lo mismo. La conciencia de los conquistados se hizo dependiente de estos señores tan poderosos.
Esta desviación de las conciencias empieza, de una manera muy sutil, cuando se iguala la enseñanza del pastor (una interpretación humana) con la Palabra de Dios.
El próximo paso consiste en someter a represalias y avergonzar a aquellos que se atreven a usar su propio juicio para examinar las palabras y acciones de sus líderes en base a la Biblia. Entonces se crea un ambiente de miedo: los miembros ya no actúan por una decisión de su conciencia, sino por miedo a los líderes.

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Mentalidad de jaula

Me parece que el pastoreo en las iglesias peruanas, en su gran mayoría, se ha adaptado a la disposición psicológica del Perú, la cual podríamos llamar "la mentalidad de la jaula".
Como pastor, uno puede quedarse asustado y abrumado por la gran "facilidad" con la cual los hermanos caen en pecado, especialmente pecados sexuales. Entonces uno se esfuerza mucho por "proteger" a sus "ovejas". (Por fin, se dañan también la autoestima y la reputación del pastor si los miembros caen el pecado, y hay que guardar su reputación ...) Se percibe el mundo alrededor como algo peligroso y amenazante, y la iglesia como una "jaula segura" donde uno está protegido contra estas amenazas. Entonces el pastor empieza a "enjaular" a sus miembros con muchas reglas de comportamiento que no se encuentran en la Biblia.
Por ejemplo: "Si te das cuenta de que estás empezando a enamorarte, inmediatamente tienes que informar a tus pastores." - "No queremos que los jóvenes se visiten unos a otros en sus casas." - "Todos los feriados tiene que haber alguna actividad especial en la iglesia, para que los jóvenes no vayan a otros lugares donde podrían ser tentados."
En cierta oportunidad, los fariseos reprocharon a Jesús: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan." Jesús les respondió: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" Después cita al profeta Isaías: "Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres." (Mat.15:1-9)
¿Se dan cuenta de algo? Los fariseos tenían esta misma mentalidad de la jaula. Para impedir que la gente siquiera se acerque a la posibilidad de quebrantar algún mandamiento, empezaron a rodear los mandamientos de Dios con un "cerco" mucho más extendido de mandamientos humanos.
El resultado no es una mayor resistencia al pecado; al contrario. Las personas que se acostumbran a esta forma de "protección pastoral", poco a poco pierden el sentido de responsabilidad por su propia vida (si alguno vez lo tenían). Siempre hay alguien que decide por ellos, que distingue entre el bien y el mal por ellos, que traza el camino por ellos. Ya no tienen necesidad de reflexionar, de examinar las cosas y de decidir en responsabilidad propia. Y esto es justamente lo que les hace más propensos a caer en las tentaciones, tan pronto como se encuentren en una situación donde la "protección pastoral" no les alcanza.

El acercamiento de Jesús es completamente diferente. Nunca vemos de Su parte un intento de enjaular a los discípulos. En cambio, El apunta directamente a sus corazones.
Su enseñanza empieza con el Sermón del Monte, donde El nos enfrenta con mandamientos tan radicales que cada persona sincera tiene que admitir: "Yo no soy capaz de cumplir esto." Es que estos mandamientos no se pueden cumplir tan solamente según la apariencia, con acciones externas. Tienen que ver con la actitud del corazón.
Este es el punto donde Jesús quiere que lleguemos: Admitir que nuestro corazón es malo, que no somos capaces de cumplir Sus mandamientos, y que dependemos completamente de la ayuda de Dios. Nadie puede salvarse del pantano del pecado, jalándose de sus propios cabellos. Dependemos de Jesús para ser salvos, y también para vivir una vida que agrade a El. Y el pastor depende completamente de El para la protección de su rebaño.
Solo Jesús puede poner en el corazón del creyente la convicción de su propio pecado. Solo Jesús puede darle un corazón que ame Sus mandamientos y aborrezca el pecado. Solo Jesús puede darle la fuerza de decir "No" a la tentación. Ningún "cuidado pastoral" puede hacer esto; al contrario: El "pastoreo" tal como descrito arriba, desvía los ojos del creyente de su Señor quien le podría fortalecer, y pone su atención en un hombre y en lo que los hombres podrían pensar de él. Esto es lo que las Escrituras llaman "el temor al hombre".

"El temor al hombre pondrá lazo; pero el que confía en el Señor será exaltado."
(Prov.29:25-26)

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"Hay que mantener la apariencia"

La Biblia nos enseña que Dios mira el corazón. El tuvo que exhortar al profeta Samuel que no se deje desviar por la apariencia externa de los hijos de Isaí (1 Samuel 16:8). Jesús reprendió a los fariseos: "Sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia." (Mateo 23:27)
Sin embargo, en muchas iglesias se enseña a cuidar más la apariencia exterior y la tradición de la denominación, que el verdadero estado del corazón. Después de pocos años de existencia de una iglesia, ya tiene su tradición: su orden sagrado de como se celebra el culto, su manera particular de hablar entre hermanos, su manera particular de vestirse, y mucho más. Y muy pronto aprenden también a despreciar a las otras iglesias que tienen una tradición un poco diferente.
Cristianos discuten e iglesias se dividen por asuntos como el estilo de música que se utiliza para alabar a Dios, la forma como el local de la iglesia debe ser adornado, o la pregunta si las mujeres deben pintarse o no. Miembros de iglesias se sienten bajo una obligación de vestirse de una manera determinada, como si esto influenciaría en su reverencia hacia Dios.
Johnson y Van Vonderen escriben sobre este énfasis en lo exterior:

"Esta concentración en lo trivial, en el detalle de poco o nulo significado espiritual, sirve en realidad para distraer de los asuntos reales. Esta es otra característica de un sistema de abuso espiritual. Lo insignificante se vuelve relevante, mientras que lo relevante se hace insignificante."
(op. cit.)

Este énfasis en lo exterior se manifiesta también en la variante cristiana de la regla "Disimula tus emociones". En algunas iglesias se entiende que "humildad" significa andar siempre con la cabeza agachada. Otras iglesias tienen el lema "Más que vencedores"; entonces uno tiene que mostrar siempre una apariencia victoriosa, no importa si en realidad uno acaba de sufrir una derrota. Sea por el uno o por el otro lado: no se permite a los hermanos simplemente ser como son.
A veces son los mismos pastores los que dan este ejemplo. Algunos creen que perderían su autoridad si alguna vez se mostrasen cansados o tristes ante sus hermanos. Otros creen que no pueden asistir a ninguna reunión sin saco y corbata. Y otros dan mucha importancia a su título de "pastor" o "reverendo". Es una ironía de la vida, que exactamente aquel pastor en nuestra ciudad que daba más importancia a su apariencia exterior que cualquier otro, era el que vivía en adulterio e intentaba adueñarse de las propiedades de la iglesia
Pero esta clase de enseñanza atrae muchos seguidores en Perú. A los líderes les gusta escuchar enseñanzas sobre como mantener su apariencia.

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"Yo más sobre ti de lo que sabes tú mismo"

Una persona sumergida en su problema, es como un hombre que se perdió en un pantano y no sabe por donde salir. Una persona parada encima de un cerro cercano puede ver mejor por donde está la salida. Esta es la perspectiva del consejero: Tiene mayor distancia, y por tanto una perspectiva más amplia.
Pero esta situación tiene también un potencial para el abuso. La persona que busca consejería, se hace dependiente del consejero en cierto grado. Un consejero puede abusar de esta situación para obligar a la persona a hacer lo que él quiere. Puede olvidar que él es solamente un hermano que ayuda a otro hermano a encontrar su camino con Dios, y ponerse a sí mismo en la posición de Dios.
Una forma frecuente de manipulación en la consejería consiste en que el consejero hace aseveraciones sobre los motivos y las intenciones secretas de su hermano, y le obliga a aceptar su interpretación como correcta: "En realidad tú estás haciendo esto para ..." - "La verdadera raíz de tu problema es que ..." - "Debe haber un pecado secreto en tu vida." - Como resultado, la persona se siente culpable de algo que ni siquiera sabe que lo cometió, pero hará todo lo que le dice el consejero para disminuir esta culpabilidad. Así, el consejero está transmitiendo el mensaje: "Yo sé más sobre ti de lo que sabes tú mismo."
La verdad es que nadie puede conocer el corazón del hombre sino Dios mismo (Jeremías 17:9-10). Solo Dios puede revelar las intenciones secretas del corazón (1 Cor.4:5). Y él dice que debemos examinarnos a nosotros mismos, no que el consejero debe examinarnos (1 Cor.11:28, 2 Cor.13:5). Esto significa que Dios quiere tratar con cada uno personalmente en cuanto a los asuntos secretos del corazón. (Vea también 1 Tes.2:4).
Dios puede utilizar la opinión de un consejero para confirmar algo que él mismo nos está revelando, pero nunca para imponernos una interpretación de motivos ocultos de los cuales Dios nunca nos ha hablado. - "Examinadlo todo, retened lo bueno." (1 Tes.5:21). Estoy bajo la obligación de examinar la palabra del consejero. Si hay algún motivo oculto, entonces Dios no lo va a decir solamente al consejero, sino lo va a mostrarme a mí mismo también. Es el Espíritu Santo quien convence del pecado (Juan 16:8).
La meta de la consejería no es dependencia, sino llevar al hermano a asumir su propia responsabilidad ante Dios. El consejero debe sobre todo animar al hermano a que él mismo busque la respuesta de Dios a su situación. Le puede ayudar mostrando una perspectiva bíblica de la situación, pero no debe decidir en lugar de él. El hermano se fortalece en su fe cuando experimenta que Dios le responde personalmente a su búsqueda, y cuando asume la responsabilidad de hacer una decisión y escoger el camino de Dios por voluntad propia.

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Dios no hace copias, solo originales

Estuve conversando con una joven profesional que se había graduado de la universidad pocos años atrás. La pregunté en qué forma ella pensaba involucrarse en la obra cristiana, y cuál era el llamado de Dios para ella. Me respondió: "Cuando yo era todavía adolescente, he recibido varias profecías de parte de mis líderes, de que yo era llamada al ministerio y que debía ingresar al instituto bíblico. Pero yo di más importancia a mis estudios, y seguí adelante hasta terminar mi carrera. ¿Quizás ya habré perdido mi oportunidad?" - "Mencionaste unas profecías de parte de tus líderes - pero ¿qué te habló el Señor a ti personalmente? ¿Qué piensas tú misma que puedes hacer para él?" - Obviamente, la pregunta la sorprendió. Pero resultó que en realidad ella tenía un concepto bastante claro de sus dones y talentos, y del propósito de Dios: "Dios me ha dado una facilidad de relacionarme con todo tipo de personas. ... Sobre todo, quiero ayudar a personas que tienen problemas, personas en crisis; tanto creyentes como no creyentes."
Aquí estaba ella, con una preparación maravillosa para una tarea magnífica en la cual podía glorificar a Dios; pero obviamente la iglesia no le había brindado la oportunidad de desarrollar sus talentos específicos. "El llamado de Dios", para sus líderes, se limitaba a asistir al instituto bíblico de la denominación, y después reproducir exactamente el modelo de la iglesia central en alguna de las iglesias de su denominación. Si ella no estaba lista para ser transformada en una "copia" de sus líderes, entonces tenía que preguntarse si "había perdido su oportunidad".

No estoy en contra del ministerio a tiempo completo (yo mismo también soy ministro a tiempo completo). Hay una gran necesidad de obreros entregados para el servicio en las iglesias y en los campos misioneros, y es bueno incentivar a los jóvenes a considerar esta opción. Es una forma en la cual se puede manifestar el llamado de Dios, pero no es la única. Otras personas son llamadas a glorificar a Dios por medio de su profesión, o por medio de su influencia en la sociedad. De hecho, cada persona tiene un llamado específico de parte de Dios; no existe ningún cristiano "sin llamado".
También creo que Dios puede de vez en cuando dar a un líder una palabra de confirmación acerca del llamado de uno de sus seguidores. Pero es muy peligroso emitir esta palabra antes de haber animado al miembro a que él mismo busque la dirección de Dios. El líder puede opinar y confirmar la dirección de Dios en la vida de un miembro; pero no es el líder quien da la dirección.
El caso es muy diferente si el miembro ya ha buscado la dirección de Dios para sí mismo, ha llegado a una conclusión, y después la palabra de su líder confirma esta conclusión; esto sí es algo muy hermoso cuando Dios confirma Su dirección "por medio de dos o tres testigos" (2 Cor.13:1).

¡Cuán hermoso es el retrato del "Cuerpo de Cristo" que nos presenta el apóstol Pablo!

"Los dones son repartidos [de maneras variadas], pero vienen del mismo Espíritu; y los servicios son repartidos [de maneras variadas], pero vienen del mismo Señor; y los efectos son repartidos [de maneras variadas], pero vienen del mismo Dios quien efectúa todo en todos. Y Dios dio a cada uno la evidencia del Espíritu para beneficio.
...Si todo fuera un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos miembros, pero un solo cuerpo. Y el ojo no puede decir a la mano: 'No te necesito'; ni la cabeza a los pies: 'No les necesito'. Al contrario, los miembros del cuerpo que nos parecen más débiles, son mucho más necesarios ..."

(1 Corintios cap.12)

Dios ha creado a cada uno de nosotros como un original, con dones y talentos únicos y con un llamado único. Y nos necesitamos unos a otros para complementarnos, porque mi hermano puede hacer con sus talentos lo que yo no puedo hacer. ¡Qué triste es cuando un líder trata de forzar a todos los miembros según el mismo molde!

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Los padrinos ricos

Muchas iglesias se han acostumbrado, desde su fundación, a que "la plata viene del extranjero". Esta plata les ha ayudado a levantar edificios y ministerios que de otra manera no podrían haber levantado. Pero esto les ha enseñado que "recibir es más bienaventurado que dar", volteando de cabeza las palabras del Señor. Así han surgido iglesias cuyos miembros y líderes no sienten ninguna responsabilidad por el apoyo económico de la obra de Dios y de los hermanos necesitados. Escuché acerca de una iglesia que tiene un edificio bastante grande, construido con fondos de una misión extranjera. Los misioneros volvieron a su país, y la iglesia siguió reuniéndose en el edificio que poco a poco se estaba deteriorando. Por treinta años no hicieron ninguna mejora ni arreglaron daños en el edificio, porque siempre esperaban que viniera otro misionero que lo pagara.

¿Qué tiene esto que ver con el tema del abuso?
En primer lugar, vimos que una consecuencia del abuso es la mentalidad de dependencia y la falta de voluntad para la independencia. Esta misma mentalidad se perpetúa en las iglesias e instituciones que dependen del dinero extranjero. Permanecen en dependencia porque esto les resulta más cómodo, y no aprenden a realizar sus propias posibilidades. Por tanto, tampoco llegan a desarrollar su verdadera capacidad de organización y liderazgo.
Además, esta situación da lugar a todo tipo de maniobras manipulativas. Hay personas que se acercan a los misioneros con sus necesidades (verdaderas o fingidas) para asegurar que recibirán el "pedazo de la torta" más grande. Por otro lado, hay misioneros que han descubierto que el dinero en sus manos es un medio muy eficaz para conseguir que las iglesias les hagan caso. En estas relaciones enredadas, a veces no es fácil determinar quien manipula a quien.
No es fácil sugerir una salida de este dilema. Un líder africano, que observó situaciones similares en su país, dijo una vez a un misionero: "Para ustedes, la gente en los países desarrollados, sería lo mejor que envíen todo su dinero a Africa, porque el mucho dinero corrompe vuestros países y les aleja de Dios. Pero para nosotros, los africanos, sería mejor que todo este dinero se hundiese en el mar, porque a nosotros también nos corrompe."

Glenn Schwartz, un director de misiones, hace las siguientes sugerencias para vencer la dependencia:

"En las iglesias establecidas por misiones extranjeras ... el dar (o diezmar) procede desde una obligación, no desde el gozo del Señor.
1. Uno de los primeros pasos consiste en cambiar el énfasis en la enseñanza bíblica: Ya no enfatizar "la ley del diezmo", sino "el gozo de dar". Considere la construcción del tabernáculo en los tiempos de Moisés (Exodo 35-36), la construcción del Templo (1 Crón.29), la reconstrucción de los muros de Jerusalén (Neh.3). La gente no fue obligada a ofrendar o diezmar, sino que practicaron el gozo de dar.
2. Un tesorero elegido con el consentimiento público de la iglesia, o de preferencia más que una sola persona, debe revelar todas las fuentes de ingresos, y en qué se gasta el dinero. Las sospechas sobre la cantidad de dinero que ingresa, y adónde está yendo el dinero, pueden ser la causa más importante por qué la gente ofrenda poco . ...
3. La integridad de aquellos que administran los ingresos de la iglesia es de suma importancia. Si hay la más mínima señal de una administración inapropiada (y lástimamente existen muchos ejemplos), la gente dejará de dar. ...
4. Donde ha habido décadas de subsidios externos, una de las soluciones más eficaces puede ser que los líderes declaren que ya no desean ni necesitan subsidios. Esto ha sucedido en varios casos. Esto es preferible a la situación donde los misioneros extranjeros deciden algún día que "es tiempo para nacionalizar la obra" y arbitrariamente cortan los subsidios.
... Supongamos por un momento que todos los proyectos de ayuda y fondos extranjeros se corten, y el sistema completo entre en quiebra. (Esto podría suceder cuando haya un "terremoto económico" en Estados Unidos.) En este caso, los líderes locales tendrían que decidir cuáles proyectos querrán reconstruir con sus propios recursos limitados. Todo lo que ellos decidirían reconstruir, sería realmente propiedad local y legítimamente "nacional". Todo lo que no sería reconstruido, probablemente nunca era una necesidad verdadera de la iglesia o comunidad. - Este escenario suena duro, pero es uno de los caminos para asumir una verdadera propiedad local y llegar al autosostenimiento."
(Glenn Schwartz, "Cutting the Apron Strings", en la revista "Mission Frontiers" Ene.-Feb, 1997)

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Los evangélicos y la política

Algunas iglesias evangélicas se mantienen por principio alejadas de la política, porque "la política es sucia" y "el poder corrompe". Con la última declaración estoy (casi) de acuerdo; demasiados cristianos han caído en la tentación de hacer mal uso del poder que les fue otorgado. Sin embargo, me pregunto: ¿No existirán por lo menos unos cuantos cristianos íntegros y capaces de resistir a estas tentaciones, como lo lograron José y Daniel en el Antiguo Testamento? A la primera declaración, de que "la política es sucia", respondió una vez Alberto Mottesi: "Si la política es sucia, entonces tenemos que limpiarla." Esta sería la tarea de los políticos evangélicos.
¿Lo están haciendo? Según lo que se conoce en público, parece que muy poco. El pueblo evangélico dice: "Por fin hay alguien en el Congreso que levanta la voz en nuestro favor" - y se contenta con esto. Sí, es bueno y necesario que alguien represente los intereses de los evangélicos. Pero, ¿con eso ya estamos limpiando la política? Si un político evangélico consigue que se dé un mejor trato a las iglesias evangélicas, quizás es un paso hacia un trato más justo con las minorías en general, y hacia menos discriminación. Pero puede ser también que solamente se esté remplazando el favoritismo existente (a favor de la iglesia católica) por otra clase de favoritismo (a favor de las iglesias evangélicas).
"Limpiar la política" significaría mucho más: Proyectar leyes que reflejen principios bíblicos en todas las materias. Promover un uso justo del poder, y luchar para que las mismas autoridades también tengan que responsabilizarse ante la ley, en vez de ponerse por encima de la ley. Y (no debería ser necesario mencionarlo) vivir personalmente una vida íntegra, sin participar en la corrupción ni sacar provecho personal del poder que se le ha otorgado.
Lo mismo podemos aplicar a los contactos que mantienen pastores y líderes evangélicos con las autoridades políticas. A veces Dios permite que un líder evangélico "caiga en gracia" ante un alcalde o un congresista, y que se establezca una relación de confianza entre los dos. No creo que tengamos que rechazar estas oportunidades, pero la gran pregunta es: ¿Qué hará el líder evangélico con este contacto?
¿Lo aprovechará para conseguir "favores", como rebajas de alquiler, fondos públicos para proyectos de su iglesia, etc.? Entonces ya está participando en el juego sucio de la corrupción y del "tráfico de influencias". - ¿O quizás el líder evangélico se deja influenciar por el político para promocionar el partido de aquel en su iglesia? En este caso se está ensuciando la iglesia, y el líder evangélico se degrada a un títere del poder.
¿O aprovechará el líder evangélico su contacto para influenciar al líder político para que actúe con más justicia y transparencia, le confrontará con la Palabra de Dios y le aconsejará con principios bíblicos? Creo que esto es lo que Dios espera en tales casos.
En el Antiguo Testamento, parece que el profeta Natán tenía una relación de mucha confianza con el rey David, y en varias oportunidades le afirmó y le animó en su gobierno. Sin embargo, cuando Dios le reveló el pecado del rey, Natán no dudó en confrontarlo. Eso podría haber resultado en la pérdida de la confianza, o incluso la persecución, de parte del rey. Pero eso es lo que Dios espera de Su pueblo: que no seamos "arrimistas" buscando favores, sino profetas.

Después de haber dicho todo esto, tengo que advertir contra un malentendido: No estoy atacando el cristianismo. Al contrario: Solamente el verdadero Jesucristo, el Rey legítimo del cielo y de la tierra, puede liberarnos de los abusos de autoridad y de sus consecuencias. Jesús estableció una autoridad justa. El abuso de esta autoridad (sea dentro o fuera de la iglesia), es del diablo. No podemos echar la culpa de estos abusos al cristianismo. Justamente por eso hay que exponer los engaños y abusos que se cometen en su nombre, para contrarrestarlos y para reivindicar el buen nombre de Cristo. Es en el propio interés de las iglesias, limpiarse de los abusos que se cometen dentro de ellas.

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Lectura relacionada al tema de este capítulo:
-
"El control humano - Implicaciones para los últimos tiempos", por Kato Mivule
-
"¿Así que ya no quieres ir a la iglesia?", por Jacob Colsen
Vea también:
Otro enfoque al abuso espiritual y temas relacionados:
"Machaira - La espada del Espíritu" (Documento PDF)

Familias disfuncionales ... - - - - - Respuestas equivocadas a las heridas

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